A propósito del Liceo Argentina

A propósito del Liceo Argentina

Recientemente un grupo de jóvenes colocó en el plano público las precarias condiciones de la planta física del Liceo Argentina, en la Zona Sur de Santo Domingo. El suscrito, egresado de la educación intermedia del susodicho liceo, quiere aprovechar la oportunidad para evacuar una serie de comentarios en tomo al abandono educativo de la zona.

Lo primero es que siguiendo planes de contrainsurgencia durante el gobierno de Balaguer el local funcional de hormigón con perfecta ubicación y ventilación natural, (donde en realidad estudiamos, cuando funcionaba en la calle Juan Isidro Pérez, entre Duarte y Hostos) fue asombrosamente demolido so pretexto de extender las ruinas de San Francisco.

En realidad el gobierno de la época entendía que la edificación servía para actividades «subversivas», porque estaba enclavada en el barrio de San Antón, cuya juventud en su mayoría era opositora al régimen (debemos recordar que en 1963 durante las protestas por el derrocamiento del gobierno de Bosch, el local fue ametrallado y murió el estudiante Terrero, luego en los «doce años» tras otro ametrallamiento policial fue asesinado el magnífico maestro Eladio Peña de la Rosa, ambos casos en Liceo Nocturno Hostos que compartía el mismo edificio).

Por eso el desalojo y destrucción del local de la Juan Isidro Pérez, reinstalado en las instalaciones del antiguo Colegio Serafín de Asís, donde hoy funciona.  Pero los atropellos contra la educación pública en la Zona Sur no se limitan a este centro. En mi barrio, Villa Francisca, desaparecieron las escuelas primarias Ecuador (Arzobispo Valera) y Costa Rica (Trujillo-Hull). La primera fue quemada por el invasor en 1965  y se convirtió en una Villa Miseria llamada «Ensanche Cucaracha». Fue reparada cuando se extendió la Av. México, pero la escuela no fue reubicada en ningún lugar.

El local remodelado fue entregado a la Pastoral Juvenil. La  Costa Rica, situada en Borojol (calle Vicente Noble) desapareció con la construcción del puente Mella. (Siempre ha corrido el rumor de que en realidad se perseguía eliminar el edificio de Poasi  y desaparecer los callejones de la zona que fueron de gran utilidad en la resistencia al invasor en 1965, como lo fue el callejón  Mateo y Mateo). Tampoco fue reubicada. Como resultado, 2 de las 3 escuelas primarias de Villa Francisca desaparecieron para siempre con el «progreso».

En la actualidad solo contamos con la Uruguay, en la calle Caracas, muy saturada y en condiciones precarias. Los niños y adolescentes deben trasladarse a centros educativos del Barrio San Carlos como la Escuela Chile, en la calle Monte Cristi, y la Brasil (frente a la iglesia San Carlos) este último un local muy angosto, porque fue una escuela provisional construida durante la ocupación  de 1916.

El Barrio nunca ha contado con liceo secundario.Ggeneralmente los estudiantes recurren al  Manuel Rodríguez Objío  y al Instituto  Salomé Ureña. También han desaparecido importantes centros  privados como el Colegio Juan Ramón Jiménez y los institutos comerciales Luis C. del Castillo, Chevalier, Delmonte y Tejada y Colegio 19 de Marzo, que en realidad estaba en San Miguel, pero tenía buena presencia de estudiantes del barrio.  Sin lugar a dudas en Villa Francisca la educación pública es una ficción, el barrio carece de modo absoluto de actividades culturales y educativas, aquellas fenecidas escuelas constituían faros que irradiaban educación y cultura.

Hoy lo más común es la popularización de las drogas, la famosa «piedra» o pequeño narcótico barato que pulula en la zona. Si realizamos un censo educativo no podría causar asombro que se refleje una alta tasa de deserción escolar en el área. Ojalá que la «escaramuza» del Liceo Argentina sirva para llevar algún tipo de alivio a la desvencijada cobertura educativa de la Zona Sur de Santo Domingo y particularmente de Villa Francisca.

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