¿A quién culpar?

¿A quién culpar?

Al regreso de nuestro viaje por las antípodas hicimos escala en París y uno de los atractivos literarios para esta fecha lo constituyó la tirada de la edición 2009 del diccionario “Le Petit Larousse Illustré”, una verdadera joya de 1,812 páginas el cual en su prefacio enuncia que se encuentran 87,000 artículos, 5,000 ilustraciones, 321 mapas y una cronología universal en la que se detallan las fechas importantes en la historia de las letras, las artes, las ciencias y las técnicas.

Siempre que ha caído en nuestras manos un diccionario o una enciclopedia, escrutamos en sus páginas los personajes dominicanos que se han destacado en la historia universal para determinar, no sólo su importancia, sino cómo  perciben los redactores su participación en los hechos o hazañas por ellos realizados.

 Por supuesto, la primera persona que buscamos, el padre de nuestra independencia: Juan Pablo Duarte.  Para nuestra sorpresa, la figura del patricio fue olímpicamente ignorada en esta versión del 2009 y el único Duarte que figura en esta sección es el que fuera dos veces presidente: José Napoleón Duarte. Nos imaginamos, que debido al chauvinismo siempre presente en los  franceses, su nombre fue incluido porque el segundo apelativo es “Napoleón”.

Lo insólito de la exclusión, no sólo del fundador de la República sino también de los otros padres de la Patria, Sánchez y Mella, es que en las páginas figuran nombres de reconocidos drogadictos que perecieron por consumir esas sustancias alucinógenas, como es el caso del guitarrista norteamericano Jimi Hendrix, con foto y todo en la página 1387 y la también cantante Janis Joplin (Pág. 1430), la cual falleció en 1970 de una sobredosis, cuyas canciones incitaban a la violencia.

Aunque parezca extraño, ya que vivió grandes aventuras románticas en Francia y su última esposa, también artista del cine francés, Odille Rodin, el playboy dominicano Porfirio Rubirosa, que por un tiempo formó parte de un equipo de polo en Paris denominado La Pampa-Cibao, no figura tampoco en esta edición 2009 no obstante, además, que su muerte se produjo en un carro de lujo, un Ferrari en el Bosque de Bolonia en el año 1965. 

Igual suerte corrió nuestra María Montéz, actriz denominada la reina del technicolor, la cual estaba casada con el célebre actor Pierre Aumont, encontrada muerta en su bañera y enterrada en el cementerio de Montparnasse.

Aunque parezca increíble, los únicos dominicanos que figuran en este Diccionario son: Balaguer, Joaquín (Pág. 1149); Bosch, Juan (Pág. 1180) y Trujillo Molina, Rafael (Pág. 1731).  Un gran intelectual como Pedro Henríquez Ureña o los pintores Luichi Martínez Richez, que ganó una bienal en París compitiendo como francés, y los pintores Iván Tovar y Vicente Pimentel, quienes se han destacado en Francia, tampoco figuran en la edición de marras.

 ¿A quién culpar?  Creo que nuestros intelectuales, especialmente los historiadores no le han prestado la debida atención a la propagación de nuestras figuras cimeras.  Quién sabe si en un futuro lo hagan.

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