Entendiendo que los indecisos políticos son aquellos que aún no tienen intención de votar en las próximas elecciones y por vía de consecuencia tampoco por cuál candidato o partido lo harían en caso de variar su decisión, existen razones valederas para que una parte importante de ese segmento de la sociedad pueda inclinarse por el candidato opositor de mayor peso nacional, que sin lugar a dudas es Hipólito Mejía.
Ello así porque la mayoría de los indecisos de una forma u otra son inconformes, pero están al día de lo que acontece, y en caso de que se entusiasmen a votar, indudablemente lo harían movidos por el deseo de cambio.
Su voto crítico habrá de ser en contra de lo que está ocurriendo en el país, y lo que ocurre es a consecuencia de quienes están en el poder o que de alguna forma representan el gobierno de turno.
La cantidad de indecisos a participar o votar, que comprende a los abstencionistas consuetudinarios como a los coyunturales disgustados o indiferentes por razones diversas, es considerable, y cobra mayor importancia cuando se da el fenómeno de polarización como el que tenemos de frente, pues no hay otra fuerza política capaz de captar esos votos y convertirse en verdadera tercera fuerza, sino que contamos con candidatos de partidos pequeños o emergentes, que según se vislumbra, ninguno logrará con su participación solitaria más de un 2% de los votos, y según las encuestas, todos juntos podrían alcanzar alrededor de un 3%.
Si una cantidad importante de los que hoy pudieran tener la tendencia a quedarse en sus casas el día de las elecciones por considerar que no vale la pena el esfuerzo, aunque sea un deber cívico, se decidieran a participar en el proceso electoral, como disgustados que son, la inclinación primaria sería la de castigar el gobierno que no pudo llenar las expectativas, ya que ofrecieron lo que no cumplieron.
Eso quiere decir que el potencial caudal de votos indecisos podría resultar el equivalente a lo que sería una tercera fuerza real, aunque de menor envergadura que la de los dos partidos mayoritarios (PRD y PLD), y tienen una significación importantísima, pues si solo un 15% de esos abstencionistas consuetudinarios junto a los indecisos coyunturales se deciden a votar, representaría una cantidad de votos, que sumados a los que ya tiene asegurados Hipólito Mejía y el conjunto de partidos y movimientos que lo apoyan, suficientes para garantizar el triunfo, con un margen bastante claro como para evitar regateos, sobre todo teniendo el partido de gobierno el control de los organismos encargados de las elecciones.
De todas maneras vale la pena tener presente que a lo largo de los procesos políticos y electorales que hemos tenido, nuestra sociedad ha dado muestras de tener una inclinación marcada hacia el conservadurismo, y entre los indecisos, sean consuetudinarios abstencionistas o coyunturales, esa tendencia podría ser igual o mayor, por lo que requieren una atención especial.