A quién podría beneficiar el voto obligatorio

A quién podría beneficiar el voto obligatorio

Teófilo Quico Tabar

Algunos dirigentes políticos están planteando la conveniencia de establecer el voto obligatorio en la República Dominicana. Cosa que ya lo han hecho varios países del mundo: Bélgica, Turquía, Australia; así como los latinoamericanos: Bolivia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Argentina, Brasil, Ecuador, Perú, Uruguay. De esos países donde el voto es obligatorio, existen dos vertientes: los que la obligatoriedad del voto no implican sanciones, y los que sí conlleva una sanción a los que no lo ejerzan. Entre los que se establece obligatoriedad y sanción están: Argentina, Brasil, Ecuador, Perú y Uruguay.
El objetivo de estas disposiciones, como es de suponer, es el de que más ciudadanos se motiven a votar. Y quienes hacen demandas de este tipo, que desde cualquier punto de vista es política, imagino que deben estar suponiendo que eso les va a favorecer a sus respectivos partidos o candidaturas. Amén de que pudieran entender que medidas de esa naturaleza fortalecen la democracia por una mayor participación ciudadana.
Ahora bien. Conociendo nuestro país, que ya lleva muchos años celebrando elecciones, y de los que conocemos los resultados electorales y la participación de los ciudadanos, si acaso se entendiera conveniente tomar la ruta de la obligatoriedad del voto, deberían pensar muy detenidamente establecer las sanciones correspondientes. Porque de lo contrario, si es obligatorio y no conlleva sanción alguna, podría ser como trabajar para estar cansados. Pero si se piensa establecer el voto obligatorio y al mismo tiempo sanciones para quienes no cumplan, ya no como un deber ciudadano, sino como una obligación, tendrían igualmente que estudiar detenidamente las posibles consecuencias. Y que de tantos análisis y recetas, se les pueda morir el paciente en el quirófano o en las manos.
Pero por otra parte, los partidos, sobre todo de oposición, y además pequeños o emergentes, deberían pensar seriamente, si una medida como esa les va realmente a convenir a sus organizaciones. Porque no sería en vano hacer algunos estudios o mediciones para determinar, si aquellos que por múltiples razones no se animan a votar, en caso de verse obligados por una disposición legal, se van a inclinar a votar por ellos.
Porque nadie está obligado a propugnar por lo que no está establecido legal o constitucionalmente, si ello no les favorece. Y mucho menos, dejarse entusiasmar por alguna idea innovadora, traída por alguna entidad universal, si ello en vez de favorecerlos pudiera perjudicarlos.
Las intenciones de cambios y modificaciones resultan atractivas. Colocan a las personas y entidades que las propician en la punta. Pero no todas las experiencias de cambios han sido necesariamente beneficiosas. En tal virtud, les recomiendo pensar y repensar una propuesta como esta, porque sin darse cuenta podrían están atajando para que otros enlacen.
No sería recomendable dejarse llevar de porcentajes fríos, pensando que todos los que no votan, o la mayoría de los que no lo hacen, están y estarán al momento de las elecciones en contra del gobierno y necesariamente a favor de la oposición y sus varios integrantes. Eso podría resultar otra ilusión.

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