¿A quién representa, a quién defiende?

¿A quién representa, a quién defiende?

Nunca tuvo más razón y verdad el doctor Mariano Germán al proclamar que el Poder Judicial no está en crisis como sostuvo en una insólita declaración leída a la prensa.

Es cierto, el Poder Judicial no está en crisis, como bien sostiene el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, el Poder Judicial dejó de existir cuando se eligieron jueces de los tribunales superiores a un grupo de activistas del Partido de la Liberación Dominicana.

Si la totalidad de la matrícula de la Suprema Corte de Justicia piensa como Mariano Germán, esos funcionarios están descalificados para juzgar a ningún miembro del Partido de la Liberación Dominicana acusado justamente de corrupción manifestada en el súbito cambio multimillonario en su estilo de vida.

Estamos, pues, ante la inexistencia de árbitros confiables que conozcan, examinen, ponderen y actúen con apego a la Constitución, la ley y las buenas costumbres.

A menudo los pueblos se encuentran en encrucijadas como la actual: poseen el andamiaje legal y Constitucional que, como pantalla, permite pensar que hay institucionalidad, aunque lo cierto es que sólo se trata de una careta.

Nadie está obligado a hacer lo imposible, ningún pueblo, lo dijo claro y alto el poeta, “ningún pueblo ser libre merece, si es esclavo indolente y servil, si en su pecho la llama no crece que templó el heroísmo viril”.

La coyuntura que permite ver las intenciones, los propósitos, de los que se alzaron con el poder y secuestraron la nación para usarla como una finca a explotar para satisfacer todas sus apetencias de bienestar sin trabajo, riquezas bien o mal habidas.

Mi interpretación de la declaración leída por el Presidente de la Suprema me permite pensar que no merece ser miembro de la alta corporación puesto que manifestó su prejuicio, su preferencia, comprometió su voto, manifestó su expresa voluntad de favorecer a los corruptos, siempre que sean de su Partido de la Liberación Dominicana.

Si algo tiene de importancia el juicio contra Félix Bautista no es sólo que sus trapos sucios y malolientes han sido sacados a exhibición, sino que también ha puesto en entredicho la conducta de autoridades que distan mucho de cumplir honesta y fielmente con su papel.

Cuando Mariano Germán enfrenta con tanta vehemencia, tan fuera de sí, al Procurador General de la República, por su combate contra la falta de sanción para la corrupción en una actitud que permite dudar de la administración de justicia, es el momento de protestar, es el momento de gritar a los cuatro vientos que en nuestro país la justicia debe ser representada con anteojos de tuertos, que la discriminación ha llegado al más alto nivel.

Mariano Germán defiende y representa una parcela política. Ya está bueno de soportar tantos abusos.

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