Definitivamente no es mala idea, y la manera como fue acogida lo demuestra, la orden emitida por la Procuraduría General de la República  para que a las personas apresadas por violar el toque de queda se les someta a la Justicia por rebelión, se les multe y se les ponga a realizar trabajo comunitario como recoger la basura en calles, plazas y parques, pues la cantidad de detenidos hasta ahora –9,886– evidencian que esa indisciplina social, inaceptable en las presentes circunstancias, necesita ser enfrentada con mayor dureza y drasticidad. La decisión, según explica el comunicado que firma el Procurador General Jean Alain Rodríguez, ha sido tomada con el objetivo de cuidar a la ciudadanía y salvar vidas, y está sustentada en al Ley Orgánica 21-18 sobre Regulación de los Estados de Excepción contemplados por la Constitución. Desde luego, como aquí nos conocemos  todos y sabemos en qué condiciones estamos, eso es mas fácil anunciarlo que ponerlo en práctica, empezando porque, dada la cantidad de apresados todos los días, necesariamente hay que aglomerarlos en improvisadas celdas  en fortalezas  y destacamentos policiales, lo que podría incrementar el contagio y agravar el impacto de la pandemia, que según el boletín de ayer de Salud Pública ha provocado 68 fallecimientos y contagiado a 1,488 personas. La idea, repito, no es mala, pues demasiados ciudadanos siguen sin entender la magnitud del problema al que nos enfrentamos ni las consecuencias de su irresponsabilidad para el resto de la población, que no quiere enfermarse y mucho menos morirse. Pero el remedio, ni en este ni en ningún caso, puede  ser peor que la enfermedad, por lo que se espera que para someter a la obediencia  a los “rebeldes” que irrespetan el toque de queda  se actúe con prudencia y, por supuesto,  sin incurrir en abusos de poder, una posibilidad siempre presente cuando se aplica ese tipo de medidas.