A   reír…

A   reír…

Los dos abuelos hablaban con orgullo de sus respectivos nietos.

-El mío – dice uno- tiene cuatro meses y ya anda perfectamente.

-A esa edad- dice el otro- mi nieto también sabía caminar, pero como era muy listo prefería que lo llevasen en brazos.

Había un viejito, más o  menos de 90 años tratando de tocar el timbre de una casa, ya que  como era tan viejito no podía…

Cuando de pronto un joven que pasaba por ahí vio que el viejito necesitaba de su ayuda; el joven se le acerca y toca el timbre. El joven le pregunta ¿y ahora que? y el viejito le responde: ¡A CORRER…!

En la casa que hay un viejo, no faltará un buen consejo.

En la juventud aprendemos, en la vejez entendemos.

La vejez es una enfermedad extraña; se la cuida para hacerla durar.

Dos viejecitos sentados en un parque:

– Pues me ha empezado a doler la pierna derecha.

– Eso es de la edad.

– ¿Que dices? la izquierda tiene los mismos años y no me duele…

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