Hay cosas que lucen graciosas, pero no lo son. Le ha ocurrido a mucha gente. Me refiero a los nombres que aparecen en determinados documentos o actas que en ocasiones sirven para identificar a esas personas. Con mucho más rigor, cuando a determinadas personas se les conoce no con todos los nombres que aparecen en los documentos, sino con diminutivos, apodos, o con el segundo nombre y no con el primero.
Y todo eso ha ocurrido luego de esas personas haber votado en todas las elecciones. Laborado en varias instituciones. Poseer pasaportes, visados de países importantes.
Tener tarjetas de crédito, cuentas de bancos y haberse casado. Con esos nombres y apellidos, diminutivos o apodos por décadas. Pero llega el día en que les dicen, que tienen que ir a la Junta Central Electoral para que certifiquen que ellos son ellos.
Hay casos de familias con siete hermanos, donde todos aparecen con el primer apellido iguales, sin embargo teniendo todos el segundo apellido también igual terminado en z, uno de ellos, según la apreciación del funcionario que le toco atenderlo, dice que al acta de nacimiento de la madre le pusieron un rabito a la s para que pareciera z. Al acta de la madre de principios del siglo pasado. Pero graciosamente con los demás hermanos no hubo problemas.
Pero además, teniendo las actas de bautismo, las cédulas y pasaportes por años, y no se sabe cuántos documentos más. Sabiendo de quienes se trataba. Y con todo eso, tuvieron que iniciar procesos agotadores, para que al final de cuentas, determinaran que era realmente una z y no unas alterada.
Y otros casos han ocurrido cuando a los pasaportes les cambian o acortan uno de los nombres, porque a decir de los genios que estaban de turno en aquellas ocasiones, no cabían todos los caracteres de sus nombres y dos apellidos. Fueron incapaces de variar el tamaño de las letras para que cupieran. Prefirieron suprimir alguna letra que cambia los nombres como ha ocurrido. O sea, en las actas un nombre, pero en la cédula o pasaporte otro nombre.
Pero también hay bancos, que luego de tener décadas con una cuenta corriente con el nombre con la que se abrió, cuando algunos han ido a solicitar chequeras nuevas, luego de días le indican que deben traer certificaciones de la Junta Central Electoral que indiquen que ellos son ellos. Aun teniendo las mismas fotos. Con las mismas firmas. Pero además, conociendo ellos a esas personas. Algunas de ellas incluso públicas.
Eso ocasiona irritación, además de una serie de brincos innecesarios tratando de enmendar lo que en realidad no constituía un problema.
Porque esas personas no tenían la culpa de que no se percataran de que se trataban de simples errores. Toda una vida con el acta de Nacimiento, cédula, pasaporte, tarjetas de crédito, cuenta corriente, y llega el día en que haya dudas de que tú seas tú.
Con capacidad poder hacer transferencias grandes por Internet, pero incapacidad para solucionar simples problemas de identidad con un click, sobre todo cuando se trata de gente conocida. Si no lo creen, pregúntenmelo a mí.