Abandonado el parque
Eugenio María de Hostos

<p>Abandonado el parque <br/>Eugenio María de Hostos</p>

POR LLENNIS JIMÉNEZ GARCÍA
Un par de enfermos mentales durmiendo en los bancos, de materias fecales esparcidas en el pavimento o una fuga de agua de cloaca, son algunas de las deplorables situaciones que se pueden encontrar en el parque Eugenio María de Hostos, una zona de esparcimiento cargada de tanta historia como de falta de mantenimiento.

Este parque, el segundo más grande del Distrito Nacional, es importante por acontecimientos desarrollados en su interior, el que se respeta como fosa común y evoca los sentimientos de los nacionalistas que lo usaron como lugar de práctica.

En la actualidad, el parque Eugenio María de Hostos sigue siendo admirado por la sociedad, pero sus condiciones no permiten su total aprovechamiento.

Las dos glorietas son aprovechadas por desamparados para pasar la noche, en medio de la escasa iluminación y un área verde descuidada sorprenden a quienes estuvieron acostumbrados a un parque que además de perpetuar el nombre de un patriota y educador, significó el orgullo de los residentes en Gascue.

Doblemente conservado se consideraba que debía estar este parque por estar frente al litoral sur de la ciudad de Santo Domingo, más aun, por su ubicación en la avenida George Washigton. A medida que pasa el tiempo el parque parece más abandonado. La grama luce seca, una parte de los bancos están rotos y una zona es usada como sanitario público, al punto que el hedor a orina es insoportable.

Todo pasa en presencia de las autoridades policiales, que tienen un destacamento dentro del parque, y de los Scouts dominicanos, que dicen estar a cargo de la recuperación del espacio donde funciona su oficina.

Esta zona de esparcimiento, orgullo de varias generaciones que la usaron para distintos fines, carece de un plan de recuperación y embellecimiento. Por su ubicación, entre el Malecón, las calles Arzobispo Porte, Presidente Vicini Burgos y Fabio Fiallo, y su utilidad para el turismo, está llamado a ser un exclusivo parque.

Por el contrario, las estructuras del parque Eugenio María de Hostos están deterioradas. La mayoría de los juegos infantiles están dañados y las dos mujeres que lo limpian no dan abasto para recoger la cantidad de basura que amenace cada día. El arbolado descuidado, en su mayoría de almendra, contribuye a afear el área.

La situación más penosa se aprecia en una corriente de agua verde que expulsa un filtrante en la parte este del parque, cercano al espacio donde los niños se balancean. Parte de los pilotillos del derredor se han id al suelo. Agentes policiales confirmaron que el aseo es precario. María Altagracia Cruz y Victoria Arias fueron nombradas por las autoridades municipales para barrer, y diariamente encuentran tantos desechos como los que recogen.

NUEVA NORMATIVA
El Ayuntamiento del Distrito Nacional prohibió la celebración de fiestas en este parque y diseña un programa para readecuarlo. El secretario general del cabildo, Domingo Contreras, dijo que trabajan la propuesta para la recuperación de este espacio, en el que aplicaran la moderna visión que tiene de las zonas de recreación.

TODOS AL PARQUE
Pese a su deplorable aspecto, el parque Eugenio María de Hostos es el punto de concentración de familias, estudiantes, grupos de profesionales, artistas que practican al aire libre y parejas de enamorados que contemplan una puesta del sol. Quienes gustan de la lectura, los más soñadores y hasta quienes se deprimen hacen de este sitio su lugar preferido.

Habitualmente, aquí se reúnen predicadores que como Porfiria Castillo, sacan un día a la semana para orar públicamente por la paz de la nación, en respuesta al llamado de Dios para que ayuden a los necesitados de fe. Esta evangélica sale todos los lunes de su cada en el sector Los Guandules a elevar plegarias en este parque. Aconseja a los jóvenes y les regala tratados con textos bíblicos. Los limpiabotas no paran de cruzar el parque, como ayer hizo Luis Manuel, un niño de 13 años que en esta labor gana los RD$200 que lleva a su casa.

El abogado Luis Toribio, que con frecuencia lee resoluciones y sentencias en este parque, afirma que no se le da el debido cuidado y que por eso no tiene un uso óptimo.

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