Para atacar la inflación, entre marzo de 2022 y julio de 2023, la Reserva Federal de Estados subió 11 veces el tipo de interés que los bancos se aplican entre si cuando se prestan a un día, elevándolo desde casi cero al rango 5,25%-5.5%, donde se encontraba el pasado miércoles, cuando lo redujo en medio punto como lo esperaban inversores de Wall Street.
La Reserva Federal envió el mensaje a consumidores e inversores que la inflación dejó de ser problema, que la prioridad era el empleo, abaratando el precio del dinero.
Las estadísticas apoyan los argumentos en agosto y en Estados Unidos los precios aflojaron hasta 2.5%, pero con debilitamiento del mercado laboral, menos creación de empleos y la tasa de desempleo por encima del nivel mínimo del pasado año.
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No está claro el tipo de interés que garantizará finalmente el pleno empleo con estabilidad de precio, “aterrizaje suave”, se cita 1.9% anual, donde estaba a finales de 2019, antes de la pandemia, también 2.9% anual, pero donde “aterrice” tenderá a aumentar el flujo de remesas y capitales hacia nuestro país, ofrecemos balance macroeconómico equilibrado, inflación interanual en la meta (4.0% ± 1.0%), en agosto marcó 3.42% y un peso estable, de mucha demanda por las actividades económicas, respaldado por buen nivel de reservas internacionales, US$14.864,2 millones a final de agosto 2024.
La política monetaria continuará siendo prudente y oportuna, mantendrá, por ejemplo, el importante diferencial de 2.6 punto que existía entre tasas de referencia Banco Central y Reserva Federal a final de diciembre de 2019, la del primero era 4.50% anual y 1.9% anual la del segunda, diferencial que se mantendría en 1.6 puntos si la Reserva Federal aterriza su tipo en 2.9% anual como analicé más arriba.
Se mantendrá el ritmo de crecimiento del PIB real intensivo en empleo, como durante los años 2021-2023, promedio 6.5% (12.3% en 2021, 4.9% en 2022 y 2.4% en 2023) y 5.1% en enero-junio 2024 y el empleo, creció 3.9% (6.1% en 2021, 2.0% en 2022 y 3.7% en 2023), lo que fue muy bueno. Inmediatamente después de la pandemia, mucha gente accedió a un puesto de trabajo, acumulado el empleo aumentó en 539,341 personas, con oportunidades para jóvenes entre 16 y 24 años, el empleo para ellos creció 6.8% (20.4% en 2021, -1.8% en 2022 y 1.9% en 2023), acumulado 124,034. El desempleo descendió en 91,458 personas, inferior al aumento (539.341) del empleo por la población activa, aumentó en 447, 883 personas.
El aumento del flujo de capitales externos podría cambiar el modelo económico actual, sustentando en crecimiento del consumo y la demanda, a otro donde la demanda externa neta no reste al crecimiento del PIB real, sino, que, sume. Para esto, debe aumentar las inversiones industriales para con innovaciones hacer las empresas más competitivas.
Con el cambio de modelo desaparecería el desfase habitual entre ahorro e inversión internos sostenible, como lo reporta reiteradamente el FMI, porque lo financiamos holgadamente con flujos de Inversión Extranjera Directa (IED).
Para ponerlo en contexto, en 2023 el desfase fue de US$8,697 millones, 7.2% del PIB, se reflejó automáticamente en déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos, alcanzó US$4,376.3 millones, 3.6% del PIB, pero el flujo de inversión extranjera directa ascendió a US$4.390,2 millones, también 3.6% del PIB, suficiente para financiar el déficit en la cuenta corriente.