Abas negocia alto al fuego con grupos de extremistas

Abas negocia alto al fuego con grupos de extremistas

JERUSALEN (AFP).- Un día después de salir ileso de un tiroteo entre grupos armados, el número uno de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Mahmud Abas, se reunió el lunes con diferentes movimientos para intentar sentar las bases de un alto el fuego y de una transición pacífica.

   Al mismo tiempo, el ministro palestino de Relaciones Exteriores, Nabil Chaath, anunció que el secretario de Estado norteamericano Colin Powell acudirá a Ramala el próximo 23 de noviembre, después de participar en la conferencia internacional sobre el futuro de Irak en Egipto.

   No obstante, el responsable estadounidense presentó su dimisión el lunes y no está claro si mantendrá sus compromisos en el exterior pese al interés que mostró en reunirse con los dirigentes palestinos.

   En Gaza, Abas -más conocido por su nombre de guerra Abu Mazen- mantuvo encuentros con responsables de seguridad y con líderes de grupos radicales como Hamas, Yihad islámica, Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y las tendencias más radicales del Fatah, movimiento político fundado por el fallecido Yasser Arafat.

   La formación de un gobierno unificado, la reconstrucción de casas palestinas y el debate sobre «la necesidad de la lucha armada para hacer frente a la ocupación israelí» centrarán el encuentro, según responsables de Hamas.

   Los contactos de los dirigentes con estos movimientos armados de resistencia se intensificaron en los últimos días con vistas a llegar a un pacto de no violencia de cara a las elecciones palestinas, que se celebrarán el 9 de enero.

   Abas fue elegido sucesor de Arafat a la cabeza de la OLP un día después del fallecimiento de éste, el pasado jueves, a los 75 años, en un hospital francés.

   Además, Abu Mazen es el candidato no oficial del Fatah para los comicios presidenciales, con lo cual es hoy en día el hombre con más poder en los territorios palestinos.

   Estos cambios de dirección no gustaron a todos los ciudadanos, sobre todo a aquellos que más veneraban a Arafat, que vieron cómo el hueco que dejaba el dirigente se rellenaba rápidamente y no precisamente con las personas más cercanas al dirigente.

   «Numerosos círculos de Gaza y Cisjordania se niegan a aceptar a Abu Mazen como heredero de Arafat», afirmó el analista israelí Danny Rubinstein, considerando que la impresión actual en los territorios palestinos es que «los que fueron adversarios de Arafat le están reemplazando», lo cual provoca respuestas violentas en Gaza y Cisjordania.

   Así se explica el enfrentamiento registrado entre varios palestinos armados el domingo en Gaza, donde Abas se dirigió para recibir mensajes de pésame por la muerte de Arafat.

   No está claro si el tiroteo, en el que murieron dos guardaespaldas, tenía por fin matar a Abas pero parece evidente que fue su presencia la que provocó que radicales armados del Fatah acudieran al lugar a gritos de «No queremos a Abu Mazen, queremos a Arafat».

   Fue el primer altercado entre grupos palestinos rivales desde la muerte de Arafat y según diversos responsables es algo «preocupante» que puede repetirse.

   «No fue un intento de asesinato pero sí un acto vergonzoso y preocupante», aseguró el ministro encargado de las negociaciones con Israel, Saeb Erakat.

   «No hubo nada de personal en lo ocurrido», corroboró Abas, lamentando que la planificada transición pacífica degenere y derive en un caótico y violento vacío de poder.

   Abu Mazen, de 69 años, fue primer ministro de Arafat de 2002 a 2003 pero nunca lograron entenderse, fundamentalmente debido a sus relaciones privilegiadas con Estados Unidos y al hecho de ser un interlocutor válido para Israel.

   Aunque este hombre experimentado parece ser el favorito de los dirigentes del Fatah, en la calle, el nombre que resuena con más fuerza es el de Marwan Bargouthi, ex líder del Fatah en Cisjordania que está preso desde 2002 y es considerado por Israel como uno de los artífices de la Intifada.

   El lunes, el ministro israelí de Defensa Shaul Mofaz indicó que se «hará lo posible para favorecer un proceso democrático y la celebración de elecciones palestinas».

   Por ahora, el ejército israelí se retiró de Jenín, ciudad al norte de Cisjordania, donde mantenía un cerco desde finales de octubre y sigue controlando los accesos a otras ciudades como Naplusa, también al norte.

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