Abel González; In Memoriam

Abel González; In Memoriam

Se encuentra de luto la clase médica nacional, por el deceso de una de las figuras más emblemáticas de la carrera hipocrática, el doctor Abel González Massenet, acaecida el 18 del mes en curso.

Su acrisolado ejercicio profesional lo convirtió en paradigma dentro de su estirpe, por las prendas morales que le adornaron y su capacidad incuestionable, además su abnegación convertida en sacerdocio pues estaba permeado por altruismo prácticamente filantrópico, por lo que perteneció a una especie en vías de extinción.

Hijo del matrimonio del doctor Abel González Quesada (1883-1951) y Angela Massenet, quienes casaron en Montecristi en la segunda década del siglo pasado, donde fue nombrado Médico Sanitario y Forense por el Presidente Morales Languasco en 1904. Su padre se recibió de Licenciado en Medicina por el Instituto Profesional precursor de la Universidad de Santo Domingo, y emigró a París (Francia) en 1922, regresando a Santo Domingo con el doctorado en 1925. Abelito nació el 5 de agosto de 1914.

Dicho facultativo se radicó en La Vega por poco tiempo y emigró a Santiago, donde fundó la clínica Doctor González, pionera en ambas ciudades de servicios de Rayos X en el país.

En ese ambiente familiar, el hijo adquirió la vocación médica e ingresó en la Universidad de Santo Domingo, donde se graduó en la última promoción de licenciados de la misma, para 1938.

Después su padre le sugirió estudiar Urología, en vista de los pocos especialistas en esa rama que había en el país; por ende decide marcharse a los Estados Unidos, donde estudió dicha especialidad.

Introdujo en el país técnicas quirúrgicas y clínicas en Urología bastante avanzadas para su época, pues recibió entrenamiento de varios maestros de prestigio mundial, como fueron el doctor George Marión, quien vino en 1935-1936 a operar al dictador Trujillo, luego de haber intervenido quirúrgicamente al sátrapa Vicente Gómez, de Venezuela. Con dicho maestro hizo la primera proctomía retropública un año antes que en Cuba y dos que en Estados Unidos.

Dicho maestro nos sugirió que buscásemos dos pacientes de próstata para entrenarnos en su cirugía. La primera la hizo él y nosotros (el personal médico del  Hospital Militar) hicimos la segunda. El doctor Millín, en Estados Unidos publicó las mismas en el Journal of Urology para diciembre de 1945-1946, respectivamente.

Trabajó como médico militar en el Hospital de las Fuerzas Armadas junto a los doctores Manuel Robiou, Miguel Canela Lázaro, José Sobá, Francisco González Cruz y Salvador Gallart, entre otros.

Según entrevista exclusiva para el Listín Diario el 19 de septiembre de 1999 concedida a la periodista Ana Milita Lora, le informó entre otras cosas sobre su rol después del ajusticiamiento de Trujillo, pues se le encomendó embalsamar el cadáver, por lo qué solicitó la ayuda y orientación del doctor Napoleón Perdomo, Director del Instituto de Anatomía de la Universidad de Santo Domingo, y experto en disección y preparación de cadáveres. En su experticio reportó que Trujillo tenía un balazo en el mentón, dos en el tórax (región precordial) y uno en fosa ilíaca izquierda. No tenía cáncer de próstata como se decía a la sazón, por lo tanto al morir aparentaba estar en buen estado de salud. También operó junto a los doctores Arturo Damirón y José Joaquín Puello a Pedro Livio Cedeño, en la Clínica Internacional. Dicha intervención fue exitosa, pero el mismo fue vilmente asesinado.

Prestó además sus servicios profesionales al presidente Joaquín Balaguer.

Extendemos nuestro más sentido pésame a todos sus familiares, con varias generaciones de médicos.

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