Aberracciones forenses dominicanas

Aberracciones forenses dominicanas

A comienzos de la década de los ochenta del recién pasado siglo veinte, Juan Bosch comparando a Bolivia con la República Dominicana escribía: “Bolivia es un país que  trepa por los Andes y baja a las selvas de la gran hoya amazónica, y la República Dominicana ocupa una porción de una isla en la región del Caribe; los bolivianos son blancos e indios y los dominicanos somos negros, unos pocos blancos y una mayoría de mestizos de las dos razas…

Las historias de Bolivia y de la República Dominicana parecen muy diferentes y, sin embargo, dentro de ellas se mueven corrientes ocultas que las igualan en muchos aspectos. Esas corrientes proceden de un hecho común: los dos países entraron tarde, demasiado tarde, en la etapa del capitalismo…”. Más adelante Bosch comenta: “El capitalismo, pues, no brotó de una raíz social latinoamericana sino que nos fue impuesto desde afuera, y  se nos impuso tarde, después que ya estaba instalado, en Europa por lo menos, en el orden económico, y en gran medida, en el económico y el político en los Estados Unidos, de manera que la América Latina fue escenario de la acción de un capitalismo tardío que reprodujo aquí la formación social del capitalismo europeo, que produjo una caricatura de la sociedad capitalista francesa o inglesa de los siglos XVIII y XIX…

La burguesía latinoamericana es una clase social políticamente débil a causa de su dependencia del capitalismo exterior, que, en gran medida, ha venido a concentrarse en los Estados Unidos”. Esta larga introducción es necesaria para poder entender el aberrante desarrollo de la medicina forense en el país. Con frecuencia nos preguntan qué tan avanzada se encuentra nuestra investigación forense. Respondemos de la siguiente forma: si hacemos la similitud entre la evolución del quehacer científico forense dominicano y el crecimiento humano diríamos que estamos en la etapa de un niño que está tratando de gatear bajo la guía de una nodriza europea y otra norteamericana. 

Tanto la cooperación española y francesa como la agencia estadounidense conocida con las siglas de USAID prestan asesoría en materia de investigación criminal. Tratan sus técnicos de hacer correr a un infante que todavía no gatea bien. El país aún no dispone de equipos de ambulancias  y suficiente personal con salarios decentes  para recoger con rapidez, dignidad y decoro los cadáveres que a diario se generan en las grandes ciudades. 

Tenemos médicos que sin ser patólogos forenses  calificados fungen de tales y realizan autopsias cuyos resultados, científicamente incorrectos, son presentados en corte como buenos y válidos, ante jueces, fiscales y otros profesionales del Derecho, sin la capacidad suficiente para rebatir o rechazar ridículos e irrisorios informes. Quizás con la mejor de las intenciones, la Unión Europea y los Estados Unidos tratan de ponerle un traje de adulto a un bebé que ni siquiera camina. Si no se echa una sólida base en la plataforma de las ciencias forenses dominicanas comprobaremos con mirada frustratoria el derrumbe de la aberrante torre médico-legal que como parche tratan de imponernos.

¡Que Duarte junto a Juan Bosch sigan inyectándonos el  urgentemente necesitado suero patriótico, por los siglos de los siglos, amén!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas