Abigaíl Mejía frente a la prensa del siglo XX

Abigaíl Mejía frente a la prensa del siglo XX

UNA FEMINISTA SE ENCUENTRA
EN LA ESCRITURA
Encontrar para encontrarse en la escritura, así ha transcurrido la vida de las mujeres; pocas han logrado visibilizar sus pensamientos escritos; es reducida la cantidad de las que publican sus vindicaciones a través de los medios engendrados por el patriarcado, donde se tienen centinelas para que las consideradas ideas subversivas penetren el espacio transmisor de estereotipos, prejuicios y roles. Pocas son mujeres osadas, atrevidas, estudiosas de las mujeres autoras que permanecen ocultadas, invisbilizadas. O se detienen a evidenciar a quienes superaron el techo de cristal.

La lectura de 26 artículos de opinión de la feminista Abigaíl Mejía revela una pensadora en constante evolución, de ideas preclaras sobre el movimiento de mujeres que trascienden su siglo; una mujer convencida en la importancia de que las mujeres fueran incorporadas al desarrollo de la República Dominicana. Estamos ante una intelectual que en las primeras décadas del siglo XX aborda el género periodístico de la opinión, formato que en los medios impresos de aquel entonces era reservado para los hombres. Es preciso recordar que todavía en la década de 1920 las mujeres que escribían en este país se ocultaban con un nombre masculino.

Pero, Abigaíl Mejía Solière convierte la denuncia en reflexión; transforma las ridiculeces de la disputa antifeminista, encabezada por los intelectuales de la época, en una panoramización crítica a la situación social, política y económica de la dictadura trujillista que se escudó –a conveniencia- del movimiento feminista que ella enarboló para perpetuarse en su primera ola.

Abigaíl, a diferencia de los críticos hombres que utilizaban seudónimos para declararse antifeministas en la prensa escrita (tal como El Espía, Incógnito o Político), da la cara, coloca su nombre, señala de manera transparente su identidad y su ser mujer.

Gran parte de estos artículos están recopilados en la obra Abigail Mejía Solière (obras escogidas), publicado en 1995, por Arístides Inchaustegui y Blanca Delgado Malagón. Tras revisar los tres tomos de estas obras, se buscaron los artículos en las revistas y periódicos citados, a fin de completar una mirada acabada en lo referente a su ubicación, recursos gráficos utilizados y contextualización de la época.

LA RESISTENCIA EN LA ARGUMENTACIÓN
El primero de mayo de 1932, hace 83 años, Abigail revelaba una analogía-sarcástica que destronaba los pensamientos bilogistas –naturalistas- en aquel entonces eran más evidentes y le gritaban a las mujeres que conformaban la “Acción feminista dominicana” a que volvieran a “la casa, a cocinar y a tejer”.
Abigail escribía en el Listín Diario:

“Y cuando tales cosas escriben los grandes hombres, las pequeñas mujeres debemos meditar y acatar”.
El recurso de la analogía-sarcástica con el pensamiento biologista lo utiliza para reflexionar sobre el derecho al voto. A los grandes hombres que hizo referencia a través de frases eran al escritor francés Víctor Hugo, al pensador antillano Eugenio María de Hostos, el arqueólogo alemán Ludwig Gurlitt y al doctor dominicano Gregorio Marañón.

La feminista escribió:

“El siglo XIX vio el triunfo de los DERECHOS DEL HOMBRE, el siglo XX verá los de la MUJER”. (Esto no lo anuncié yo, sino el gran Víctor Hugo)”.
Además, señaló:

“Todo lo dicho en contra del SUFRAGIO FEMININO está dicho en contra de la razón y la EQUIDAD”. (Y esto lo escribió HOSTOS)”, precisó Abigail.

La analogía-sarcástica reivindica el pensamiento biologista rousiniano a favor de que otros hombres de la época, misóginos, escucharan a sus referentes. A esas “pequeñas mujeres” que hacía referencia también les inspiraba mayor respeto los hombres, por lo cual el recurso discursivo apostaba tanto a demostrar que el pensamiento feminista “emanaba” de la construcción ideológica de lo masculino, como a ganar a las mujeres cuyo universo era el arquetipo viril.

El recurso argumentativo del simil está presente en los artículos de la defensa al movimiento feminista ante las críticas desatadas por pensadores de la época que publicaban sus artículos en primera plana. La escritora apenas tenía una columna relegada a las páginas internas del Listín Diario.

“No azotes a la Mujer ni con una flor”… -reza el proverbio oriental. Y a las feministas dominicanas se las flagela a veces con estas FLORES: “impreparadas, impertinentes, insuficientes, ñoñas, agachaditas y otras yerbas”. La canastilla de la CABALLEROSIDAD se volcó toda…”.

Evidencia la autora, en este artículo del 21 de febrero de 1932 en el periódico Listín Diario, la violencia simbólica de la época ejercida desde la prensa y las revistas contra el movimiento de mujeres, o de todas aquellas que se resistieran a ejercer los roles predeterminados. De hecho, la violencia que sucedía en la geografía privada dominicana no se revelaba, pero en ese artículo citado queda al descubierto:

“JUSTICIA Y AMOR es nuestro lema. Pero en nombre del AMOR no se debe cometer obra de injusticia, ni con lo más alto que tenemos en nuestras tradiciones, que son los PROCERES, ni con lo más débil, que es la mujer”.

CON NOMBRE DE MUJER
En los artículos analizados se denota la determinación de Abigaíl Mejía Solière de visibilizar a la mujer que en diferentes áreas de la vida pública estaban presentes. El 3 de abril de 1932 escribía:

“El primer gran poeta que tuvo Santo Domingo fue una mujer: SALOMÉ UREÑA. La Primera Mártir de Independencia fue una anciana que enseñó a los hombres a morir: TRININDAD SANCHEZ. Y ya, desde el tiempo de los indios, hubo caciques hembras, gobernadoras per se. ¿Estarían preparadas?”, le pregunta a quienes escribían contra el movimiento sufragista.

En un artículo anterior, en medio de la vorágine del biologismo y la política, de los nuevos roles que podría desempeñar la mujer, utilizando el recurso discursivo retórico del paralelismo, escribe:

“¿SEXO DEBIL? El que da la vuelta al mundo, y se lanza al espacio en las pruebas de un paracaídas, y cruza a nado el Canal de la Mancha, y el Atlántico sobre las alas de un avión, como Ruth Elder… ¿En dónde está la DEBILIDAD? ¡Ahí sí: ante la Ley Desigual que no lo ampara!”.

En el Listín Diario, corría el año de 1926, se puede leer uno de los artículos más contundentes acerca de la referencialidad femenina de Abigaíl Mejía Solière. Se titula: Sobre el mismo tema del feminismo:

“¿Tan alejado vive el retrógrado “Incógnito” del mundo que hasta simula ignorar que Madame Curie tiene sus hijas y Concepción Arenal fue una excelente madre hasta el punto de firmar la Memoria premiada en la Academia de Ciencias con el nombre de su hijito?”.

Como profesora, observó la incorporación de la mujer a la vida pública a través de la profesionalización, y advirtió en sus artículos sobre temas tan actuales como la triple jornada y la injusticia de ejercer una carrera profesional siempre para ser la compañera, la segunda, la que asiste.

Un artículo reproducido por el Listín Diario, pero publicado en El Día Gráfico de Barcelona, en 1924, indica el estatus de las dominicanas, utilizando un recurso no argumentativo, sino expositivo: la descripción:

“Todas las profesiones están abiertas para la mujer y hace tiempo invadió las oficinas, correos, edificios públicos. Igual que en España, no obstante, las maestras y comadronas son abundantes”.
Para Plus Ultra Revista Universitaria, en 1940, su artículo ¿Están preparados los hombres para el voto de la mujer?, precisa:

“Hemos palpado –durante 15 años que llevamos en la enseñanza- avanzar animosamente a las mujeres a la conquista del derecho de instruirse. En 1925 escasas eran las estudiantes normalistas y aun menos las universitarias. Año tras año, el ejército de las que ansiosas buscan la cumbre, llenan las aulas, las profesiones, los pequeños cargos administrativos, pronto serán a montones las doctoras, las “filósofas”… casi en igual número que los valores del sexo fuerte”.

CRITICA A LOS MEDIOS
“Mejor es a la mujer, entre nosotros, dedicarse al COCTAIL o al BRIDGE que al FEMINISMO; al menos esto no se ataca en los periódicos… Una mujer que juega con UN HOMBRE parece más respetable que una mujer que TRABAJA COMO UN HOMBRE y que, como él, quiere tener DERECHOS notablemente deseables”. Abigaíl Mejía Soliere, 3 de abril de 1932.

La feminista se refería a la alineación que en aquella época se trasmitían por los medios impresos, a través de los cuales la moda era un factor de culto, comenzaban a ser publicadas las columnas de consejos para mujeres y una transmisión simbólica de los roles a través de anuncios de automóviles y artículos de limpieza hogareña. El auto representando la nueva cosificación tras el cuerpo femenino, la limpieza considerada la tarea inherente.

Esta crítica a los medios le costaría a la impulsora del movimiento feminista que sus escritos fueran vedados por un mes, en 1932. Algunos escritores señalaron: “Debe cuidar más a su hijo Abel”.

LA INNOVACIÓN
¿Saben cuál fue el tema de la primera encuesta política publicada en la República Dominicana? Para 1933, la revista Bahoruco publica esta encuesta con los nombres de las mujeres que aspiraban a un cargo de diputada, información que no se atrevían a realizar sobre los hombres.

Es decir, en Abigail Mejía Soliere se encuentra una impulsora de la transparencia democrática a través de los medios informativos, pues es justicia señalar que motiva esta encuesta que se realizó entre las lectoras de la publicación.

ABIGAIL Y LA PRENSA HOY
La retrospectiva a la prensa dominicana a través de los escritos de Abigail Mejía Soliere revela que ayer como hoy:

Es más relevante para los medios dar cobertura a los cocteles que a la vida de la mujer real, en blanco y negro. La agenda pública que abarque el tema de las jornadas laborales, la profesionalización, el empleo, los roles, no está presente.

La referencialidad de las mujeres es invisible. Los nombres y hazañas de mujeres son narradas por pocas, por pocos.

El tema mujer y política, pese al voto y a las representaciones alcanzadas, se reducen a circunstancias biologistas.

Ayer eran impreparadas, impertinentes, insuficientes, ñoñas y agachaditas. Hoy son megadivas, chapeadoras, menorcitas. La palabra continúa agrediendo y construyendo un falso imaginario universal de las dominicanas.

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