El presidente Luis Abinader habló. En una breve alocución lo dijo todo. Que iría a la reelección. Cuenta el mandatario con una amplia parrilla de adeptos en todos los litorales de la vida política nacional. Este luce “duro y curvero” ante una oposición que no termina de ponerse de acuerdo para enfrentarlo.
La carpintería política de quienes de manera selecta manejan el tema de la reelección junto a un Partido Revolucionario Moderno (PRM) que está dispuesto a continuar jugándosela con tal de retener el poder, están haciendo un trabajo sobre el que se ha montado todo un andamiaje de personalidades que con tiempo están “poniéndose en donde el capitán los vea”.
Decir lo contrario a que el presidente corre por el carril de adentro para lograr juramentarse nuevamente en agosto para un segundo mandato, se podría tipificar como un insulto a la inteligencia política colectiva, y de paso, no tener su mirada clara en cuanto al análisis de la estrategia electoral se refiere.
No pasa una semana sin que los medios de comunicación dejen de traer dentro de su cuerpo informativo la sumatoria de nuevos adeptos a las causas reeleccionista presidencial, al que los números de la gran mayoría de las firmas encuestadoras dan como favorito.
A todo esto se suma, la debacle de un Partido de la Liberación Dominicana (PLD) el cual conforme pasan los días, más se sumerge en un lejano tercer lugar, desde donde y por la sinrazón de su cúpula dirigencial no ha logrado transmitir el discurso que lo conduzca nuevamente al poder, y de paso, tratar de borrar ese lastre que aunque muchos de los morados no quieran admitir, los enloda y salpica con los diversos casos que sobre el espinoso tema de la corrupción se ventilan en la justicia.