Abinader y el futuro de medios digitales alternativos

Abinader y el futuro de medios digitales alternativos

El presidente Luis Abinader debe reunirse con los periodistas dueños de periódicos y canales digitales alternativos con el propósito de encontrar una salida que evite la muerte a falta de publicidad estatal de tan populares medios de información, que han democratizado la comunicación a nivel comunitario.

En el país el periodismo digital está dividido en tres segmentos económicos empresariales, marcadamente diferentes.

Por un lado, están los periódicos digitales de la industria periodística tradicional, los periódicos de papel, en un segundo nivel, dos o tres periódicos digitales que operan como medianas empresas, con inversiones relativamente significativas, el caso más destacable, es el periódico Acento, y en un tercer grupo, los digitales alternativos, que operan como empresas personales o de único dueño, sin otras inversiones más allá de los costos del dominio, compra de plantilla de diseño gráfico y pago regular por uso de nombre.

Sin embargo, esas tres categorías de medios digitales tienen en común la necesidad de publicidad para sobrevivir. Los primeros, los digitales derivados de los diarios impresos en papel tienen la mejor tajada publicitaria.

Los segundos medios, que operan como medianas empresas vinculadas, desde su incorporación, a grupos económicos que ven en éstos una forma de influir desde el ámbito ecónomo para imponer su presencia en el mercado, y ejercer como grupo fáctico de presión.
Aunque hablo de los periódicos digitales, este concepto se extiende hasta los canales de televisión a través de YouTube y otras plataformas digitales comunicacionales.

En la República Dominicana el segmento de los diarios digitales “pobres”, por su condición de ser “empresas” de un solo dueño, sobreviven fundamentalmente de la publicidad del Estado, regenteada por los gobiernos de turno.

Algunos sectores políticos y otros periodísticos se han empeñado en estigmatizar a los periódicos digitales —hermanos pobres—, como bocina de los gobiernos. Nada más falso y más mentiroso.

¿Por qué?
Estos medios son propiedad, en el interior del país, de corresponsales de los periódicos tradicionales de papel. Quien escribe fue corresponsal por algunos años y entonces el pago era prácticamente simbólico, centavos por pulgadas publicadas, quedando más satisfacción por el reconocimiento social de publicar la noticia que por recibir cada tres o cuatro veces en el año un irrisorio pago.

Sé que en los últimos años ha mejorado y los corresponsales son asalariados con beneficios sociales.

Otros periódicos que operan en las redes sociales son de dueños únicos: periodistas que ejercen en los diarios tradicionales, en departamentos de relaciones públicas, en televisión y programas de panel.

Y, finalmente, están, entre los que me inscribo, los periodistas retirados por razones de salud o porque su edad no es atractiva para los medios tradicionales. En pocas palabras, estamos hablando de profesionales de larga data y experimentados manejadores de la narrativa periodística.

Sucede que, con el cambio de gobierno, los medios digitales pobres han recibido una estocada económica en sus magras finanzas.

El gobierno del PLD mantuvo, con una tarifa mínima de RD$25,000 mensual durante todo el período de la pandemia a los diarios digitales pequeños del país. En 2019, muchos de estos medios únicamente recibieron cinco meses de publicidad, desde febrero, un mes sí y el siguiente no, hasta noviembre.

Sin embargo, hay un hecho irrebatible. Los digitales se leen significativamente en sus comunidades, en razón de que reflejan la cotidianidad, vivencias y problemáticas de su entorno social, político, económico y cultural.

El gobierno de Luis Abinader, dada la crisis de la pandemia del coronavirus, se ha visto obligado a diseñar y aprobar un presupuesto complementario con un recorte de más mil 200 millones en publicidad.

Recientemente, el profesor Juan Bolívar Díaz llamó la atención del Gobierno sobre la necesidad de ayudar al periodismo profesional, frente a una crisis que amenaza la supervivencia de periódicos y del periodismo electrónico en el país y el mundo. Apoyamos tan importante iniciativa.

La antigua DICOM, hoy dividida en dos, con la Dirección General de Información y Prensa de la Presidencia, no tiene, aparentemente, respuestas administrativas y financieras claras para esta crisis que amenaza con la desaparición de muchos medios digitales. Es hora de que el presidente Abinader, Milagros Germán y Daniel García Archibald escuchen a los medios digitales.

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