Abnegados agentes policiales

Abnegados agentes policiales

JUAN BOLÍVAR DÍAZ
La mayoría de las veces que tratamos sobre la Policía Nacional centramos la atención en esa significativa proporción que sale a las calles a delinquir, prevaliéndose del uniforme y el arma que le proporciona el Estado para garantizar la seguridad ciudadana y combatir las múltiples expresiones de la delincuencia.

Es lamentable, pero son muchos los uniformados, también de las Fuerzas Armadas, que se han convertido en delincuentes, hasta el punto de que es difícil que en una banda o en cualquier caso estremecedor no esté envuelto algún agente del orden público o la seguridad nacional.

Desde hace años cada jefe de la PN lleva su propia lista de los cientos de agentes que despide por asociación de malhechores o conducta sospechosa. Pero recientemente se ha denunciado otro engaño, que muchos de los supuestos cancelados permanecen en las nóminas cobrando sus sueldos y sirviendo no se sabe a quién.

Es que en esta sociedad de tantos tráficos y redes de complicidades nunca se puede asegurar absolutamente nada.

Tampoco se pueden esperar explicaciones, pues al fin y al cabo fue el «padre de la democracia» e ídolo de nuestros dirigentes políticos, Joaquín Balaguer, quien proclamó que titular o editorial de hoy mata al de ayer. Es decir que no hay que hacerle caso a la opinión pública, pues ésta cambia como el calendario.

Pero hoy vamos a trillar otro camino para referirnos a la Policía, ponderando a esa significativa proporción de agentes, desde generales hasta rasos, que sirve con abnegación a la sociedad, con una remuneración que apenas les alcanza para sobrevivir.

Los hemos conocido en el servicio, como también en la academia superior de la Policía cuando participamos en sus cursos para oficiales superiores. Están conscientes de sus responsabilidades y dispuestos a cumplirlas. Llegan a entusiasmarse con sus carreras y hasta sienten orgullo de asumirlas, pese a saber que muchos la desprestigian.

Saben que una parte de ellos están al servicio de instituciones, empresas e individuos, políticos, funcionarios, empresarios, comunicadores, a quien el Estado subvenciona su seguridad particular, o un simple ayudante armado para hacer diligencias como choferes, y hasta para labores domésticas.

En esta época en que un gerente del estatal Banco Nacional de la Vivienda se puede llevar el salario a 500 mil pesos mensuales, y se multiplican los funcionarios del gobierno con cientos de miles de pesos de sueldo por mes, cuando hay senadores que se quejan de que están mal pagados aunque reciben 265 mil pesos como ingresos personales, más otros beneficios directos e indirectos, el jefe de la Policía Nacional gana 65 mil 563 pesos.

Con la nómina en manos compruebo que el subjefe de la PN y los 7 mayores generales ganan 50 mil, y que los 42 generales de brigada (demasiado generales) apenas perciben 27 mil 447 pesos, equivalentes a unos 600 euros, mucho menos que el salario de las dominicanas que llegan a España como trabajadoras domésticas. En dólares son unos 800, sueldo mínimo de un recogedor de basura en cualquier ciudad de Estados Unidos.

Seguro que muchos de los críticos de la policía se impresionan cuando se les presenta un coronel, pero ignoran que 208 de ellos reciben un salario mensual de 17 mil 154 pesos, suma a la que frecuentemente monta la tarifa eléctrica de un apartamento de clase media donde vive una pareja con un hijo adolescente.

En la Policía hay más de 400 mayores con salario de 13 mil 725, y 934 capitanes que ganan 12 mil 10, y mil 592 primeros tenientes con 9 mil 435, y 3 mil 174 segundos tenientes con sueldo de 8 mil 578. Los 4 mil 712 sargentos mayores, el grado anterior a oficiales, caen por debajo del salario mínimo de la empresa privada, con 6 mil 940 pesos. Los 5 mil 529 sargentos ganan 5 mil 419. Hay también 4 mil 819 cabos con sueldo de 5 mil 88, y 6,994 rasos que ganan 4 mil 626 pesos mensuales.

Debo reconocer que una parte tienen especialidades, como médicos, abogados, ingenieros, odontólogos, enfermeros, músicos, capellán, por las que perciben fabulosas sumas adicionales que van desde 15, 156 y 187 pesos y escalan hasta 3, 5, y 7 mil pesos.

Expresamos admiración y respeto por todos los que sirven abnegada y honestamente a la PN. Comprendemos que muchos no quieran jugarse la vida para defender a los satisfechos, y que tengan que buscarse picoteos como el de motoconchistas, y entendemos por qué tantos no resisten engancharse a la inmensa red nacional de los que hacen riqueza a cualquier precio y las exhiben impúdicamente.

Pero hoy, insisto, debemos rendir honor a los abnegados, que seguramente no entenderán que vayamos a comprar cámaras «para controlar por satélite» la delincuencia en las carreteras.

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