Expertos están divididos en cuando a si el trabajo de O’Connor para Cosby constituía un claro conflicto de interés. AP
FILADELFIA. Bill Cosby, quien una vez fue un gran orgullo público para la Universidad de Temple, se distanció de la institución el año pasado en medio de alegaciones de que había drogado y violado a varias mujeres.
Ahora que sus propias palabras muestran un comportamiento que cuando menos fue despreciable, su abogado siente presión por continuar sirviendo como el presidente de la junta administrativa de la universidad.
En una declaración jurada presentada hace una década y hecha pública este mes, Cosby admitió que les dio pastillas de metacualona a mujeres con las que quería tener relaciones sexuales, añadiendo pruebas de que su abogado, Patrick O’Connor, sabía que Cosby se había comportado de un modo que podía ser mal visto por la universidad.
El presidente del sindicato de profesores de la universidad exige que O’Connor se retire como presidente de la junta administrativa, pero funcionarios universitarios están apoyando al abogado.
Media docena de administradores contactados por The Associated Press se abstuvieron de comentar sobre la situación, aunque uno, Joseph W. Marshall 3rd, expresó su “total apoyo” a O’Connor.
Expertos están divididos en cuando a si el trabajo de O’Connor para Cosby constituía un claro conflicto de interés.
“En mi experiencia, el comportamiento ético de más alto nivel y el mejor interés de Temple siempre han guiado el liderazgo y relación del presidente (de la junta) con la universidad”, dijo el rector de Temple, Neil Theobald, en un comunicado esta semana.
Temple es una universidad pública que históricamente ha ayudado a estudiantes desfavorecidos de Filadelfia, como Cosby, a tener una vida mejor. Cosby fue el rostro público de la institución durante décadas.
Estudió allí en la década de 1960, dejó la escuela para alcanzar la fama como comediante y luego regresó para graduarse.
Temple siempre fue el hogar académico del famoso actor que abogó por la educación.
Cosby se convirtió en miembro del consejo de administración de Temple en 1982. Según una revisión de actas, asistió sólo a una reunión de la junta en los últimos 32 años, pero era un activo adepto que usaba camisetas de Temple en su exitosa serie televisiva de los 80 “The Cosby Show”.
Se retiró de la junta en diciembre, cuando la presión pública se incrementó luego de que más de dos docenas de mujeres alegaron que las drogó y violó.
No pronunció su acostumbrado discurso de graduación este año.
Las primeras acusaciones públicas fueron presentadas hace más de una década por Andrea Constand, una empleada de Temple que demandó a Cosby y luego resolvió el caso bajo términos no revelados.
Este mes, la declaración de Cosby en ese caso salió a la luz. En sus testimonios de 2005 y 2006, el comediante dijo que en los años 70 obtuvo recetas de metacualona, un poderoso sedante que luego fue prohibido en Estados Unidos, y se los dio a mujeres con las que quería tener sexo. Niega haber dado la droga a mujeres sin éstas saberlo y dice que no violó a nadie.
Cosby no ha sido acusado de ningún delito, aunque es sujeto de una reciente investigación penal en California y de una demanda civil en Massachusetts.
O’Connor, hijo de una familia de clase trabajadora en Wilkes-Barre, Pennsylvania, llegó a ser uno de los primeros socios de lo que ahora se conoce como Cozen O’Connor, uno de los más grandes bufetes de abogados en Filadelfia. Sirvió en la junta de administradores de Temple desde 1971 hasta 1984 y regresó en el 2001. Ha sido su presidente desde el 2009.
Jerry Reisman, un abogado de Garden City, Nueva York, que tiene experiencia con las tareas de juntas no lucrativas, dijo que no hay duda de que O’Connor debió haber renunciado a la junta de Temple cuando comenzó a representar a Cosby en la demanda de Constand.
“O’Connor falló”, dijo Reisman. “Fue un error de juicio de su parte. Era un conflicto y debió haberlo manejado como tal”.
Charles Elson, director del Centro John L. Weinberg para Gobernación Corporativa en la Universidad de Delaware, dijo que no es tan claro que O’Connor deba renunciar. Bajo las políticas de Temple, los miembros de la junta deben notificar a la universidad de posibles conflictos de interés. En cambio, los abogados tienen la obligación de guardar los secretos de sus clientes.
O’Connor no ha respondido mensajes telefónicos y de correo electrónico de la AP, pero esta semana le dijo al Philadelphia Inquirer que trabajar para Cosby no representaba un conflicto. La universidad dijo en un comunicado que el trabajo de O’Connor para Cosby “fue revelado y aprobado”.
Indicó que el trabajo de O’Connor para Cosby terminó luego que se llegó a un acuerdo con Constand en el 2006, aunque este año se reanudó cuando la AP demandó que de desclasificaran los documentos del caso.
Luego que la deposición de Cosby fue detallada en los medios, Arthur Hochner, un profesor adjunto de la escuela de negocios de Temple y el presidente de la Asociación de Profesionales Universitarios de Temple, un sindicato que representa a los profesores, dijo que O’Connor debería renunciar.
“No creo que pueda defenderse en este conflicto de interés”, dijo Hochner. “Estoy realmente preocupado por Temple y su reputación y sus estudiantes y empleados.
No creo que sea una situación sostenible”.
También dijo que sería alarmante que otros miembros de la junta hayan aprobado su trabajo para Cosby en el caso. “Si sabían de esto y lo aprobaron, cuestiono su juicio también”, dijo Hochner.