En República Dominicana es frecuente la queja de personas y hasta de empresas, porque en muchas ocasiones no pueden conseguir personas que realicen trabajos de electricidad, plomería, jardinería, zapateros, niñeras, cocineras y mujeres para quehaceres del hogar, pese a los informes que indican que el desempleo supera el 13% en la población económicamente activa.
Para facilitar el acceso entre quienes demandan determinados servicios y los que podrían ofertarlos, el abogado y experto en temas inmobiliarios, Francisco Muñiz Pou, propone instalar agencias de empleos en los barrios donde puedan acudir o llamar, quienes buscan y demandan de esos servicios.
También sugiere talleres de capacitación, que formen técnicos y personas que respondan a necesidades laborales en empresas y hogares.
Muñiz Pou entiende que muchos técnicos, inclusive ganarían más dinero que algunos profesionales, por la demanda cautiva en el mercado de ese tipo de servicio.
En eso no se incluye lo relativo a los trabajadores de la construcción y la agricultura, donde cada vez es mayor la cantidad de haitianos que son contratados para esas labores, pese a la norma del 80% dominicanos y el 20% extranjeros, porque por una u otra razón, los dominicanos no se interesan por esas labores.
Actuar. Indica que quien va a uno de los sectores donde residen personas de escasos recursos económicos encontrará hombres y mujeres, que con desidia se quejan de que no reciben ningún tipo de “ayuda”.
Pero si observa, verás que esas personas no tienen ninguna discapacidad que les impida trabajar y si le preguntan que por qué no trabajan, seguro dicen que no encuentran empleo y si vuelve preguntar qué saben hacer, dicen que “saben hacer de todo”.
Otros no se interesan ni se esfuerzan en buscar empleos, pues reciben la ayuda que ofrece el Gobierno a través de sus programas sociales, tales como el bono luz, bono gas y la tarjeta Solidaridad, para comprar alimentos.
Otros tienen algún pariente en el exterior, que les envía dinero. Esos aportes, tanto el que da el Gobierno, como los del familiar, al final, más que ayudarlos a superarse, los empobrece, pues pierden su capacidad de empoderarse y contribuirse a mejorar su nivel de vida y de la gente de su entorno.
Por lo que se recomienda que las autoridades gubernamentales, con el apoyo y orientaciones de grupos comunitarios, instalen talleres y agencias de empleos en los barrios, que funcionen eficientemente, para que la gente sepa donde acudir, ya sea que busque empleos o el servicio de un técnico o trabajadora doméstica.