Abogan por leyes de insolvencia también para  los gobiernos

Abogan por leyes de insolvencia también para  los gobiernos

Alan Beattie
Las leyes de insolvencia para individuos y compañías son comunes – ¿por qué no una para los gobiernos también?, pregunta Alan Beattie. En el siglo XIX, los acreedores de gobiernos en bancarrota tenían sus propias formas  de asegurarse que les pagaran.

En la década de 1870, cuando Egipto se atrasó en pagar la vasta deuda que había acumulado para construir el canal de Suez, Gran Bretaña y Francia designaron   un comité de acreedores para manejar las finanzas de Egipto.

Cuando esto demostró ser inadecuado, en 1882 Gran Bretaña simplemente invadió y administró el lugar por sí mismo.

Tales soluciones prácticas ya no son posibles para los acreedores de países como Grecia, que actualmente está luchando para liberarse de la carga inmensa carga de su deuda. Pero con problemas de crédito soberano esparcidos a través del mundo industrializado, un debate que estuvo inactivo durante un tiempo ahora es revitalizado.

Si un procedimiento de bancarrota protegiese a los gobiernos de litigar, ¿permitiría esto que fueran llevadas a cabo reestructuraciones con calma y de forma racional? Ya que casi todas las jurisdicciones tienen leyes de insolvencia para individuos y compañías, ¿por qué no una para el soberano mismo? ¿Podría esto ayudar a los países endeudados a evitar una desestabilización a consecuencia de una carrera repentina de los tenedores de bonos para cobrar?

Recientemente Alemania creó una conmoción al iniciar discusiones dentro de la eurozona para crear tal mecanismo.

Steffen Kampeter, secretario de estado en el ministerio alemán de finanzas, dice que las conversaciones están en una etapa muy preliminar, y que cualquier procedimiento sólo aplicaría a futuros casos, no a Grecia.

Pero las discusiones fueron provocadas indudablemente por la experiencia griega.

Kampeter dice: «Lo más importante es asegurarse de que la deuda soberana no sea mal valorada en el futuro».

Un corolario de defectos desordenados es que los gobiernos tomarán medidas extremas para evitarlos, incluso hasta tomar inmensos préstamos de rescate del Fondo Monetario Internacional u otros gobiernos aunque la oportunidad de éxito sea limitada.

Algunos dicen que esto favorece el «riesgo moral» – los inversionistas que prestan barato a un soberano riesgoso bajo la creencia de que siempre serán rescatados con dinero público.

Los costos que pueden surgir de un impago desordenado son evidentes en Argentina, que fue forzado al impago soberano más grande en la historia en el 2001.

Argentina entonces tuvo una cantidad perturbadora de similitudes con Grecia hoy – una tasa de cambio fija, los sueldos y los precios poco competitivos, y, a pesar del préstamo de rescate del FMI, una carga de deuda que sólo podría ser aliviada por una combinación improbable de ajustes en la política fiscal y crecimiento económico fuerte.

Después

de casi una década de negociaciones prolongadas y agrias, Buenos Aires sólo ha conseguido que una masa crítica de sus acreedores tomen un «recorte» (acepte pérdidas) en su deuda.

Todo este tiempo Argentina ha sido excluida de los mercados globales de capital por demandas de los acreedores que procuraran agarrar cualquier dinero que el gobierno pudiera recaudar por emisión fresca de deuda.

Anne Krueger, profesora de economía en la Escuela de Estudios Internacionales

Avanzados Johns Hopkins en Washington, fue segunda en mando en el FMI en el 2001. En aquel momento ella propuso un mecanismo de reestructuración de deuda soberana que habría contenido temporalmente a los acreedores – inclusive a los llamados «fondos buitre» que recurren en la práctica de comprar deuda penada y en litis  de demandas mientras el gobierno negocia con los tenedores de bonos.

La propuesta recibió apoyo de los gobiernos europeos pero se fue a pique con la oposición de E.U., que inicialmente consideró la idea pero que finalmente sucumbió a las presiones de los fondos de inversión y de los bancos.

La profesora Krueger dice, que tal mecanismo quizás habría animado a Argentina a buscar una reestructuración temprana en vez de continuar tirando los dados con la esperanza de que la situación girara repentinamente. 

Buenos Aires apostó a la redención en repetidas ocasiones en el 2001 duplicando sus deudas. Emprendió un intercambio inmenso de bonos que alivió sus necesidades inmediatas de financiación a costa de levantar la carga general de deuda, y pidió prestado cada vez más del FMI, logrando así que el impago fuese peor cuando llegara.

«Mucho del costo del impago a menudo es contraído en los últimos meses antes que llegue el fin, ya que los gobiernos empiezan a hacer tonterías para tratar de evitarlo,» dice la profesora Krueger.

En el caso de Grecia, un mecanismo de reestructuración quizás habría evitado el dañino período entre enero y mayo de este año cuando los mercados rebajaban mucho la deuda de Grecia pero las autoridades

de la eurozona estaban, dice, en negación de que algo grave estuviera pasando.  Una amenaza más creíble de insolvencia también quizás habría reducido el riesgo  moral mucho antes por lo cual los bancos europeos compraron deuda griega bajo la  creencia – que resultó ser exacta – de que a pesar de la supuesta regla de «no rescate» en la eurozona, Grecia siempre sería rescatada por otros países miembros. «Habría ayudado si se hubiera obligado a los acreedores a mirar más cuidadosamente a Grecia antes de prestarle,» dijo Krueger.

 Grecia pudo pedir prestado por casi una década a tasas parecidas a las otorgadas al gobierno alemán porque el mercado consideraba a Berlín como garante de Atenas.

Pero mientras nadie consideraría Argentina como un modelo a seguir o el futuro inmediato de Grecia como brillante y tranquilo, varios participantes del mercado y abogados dicen que un procedimiento de insolvencia soberana es una solución en busca de un problema.

Primero, no queda claro si los inversionistas hacen apuestas sobre la base de que los países harán lo que sea para evitar la insolvencia.

Mohamed El-Erian, director ejecutivo del gigantesco fondo de inversión Pimco, resalta que los rendimientos a 10 años de los bonos griegos están actualmente casi 800 puntos base más altos que la deuda alemana. «A pesar de que sector oficial asegura respaldar a Grecia, el mercado cree que el riesgo de la reestructuración es alto,» dice. «Es difícil de señalar en mercados dondequiera y decir que ponen precio al riesgo moral».

En su opinión, las autoridades en la eurozona y en otras partes necesitan concentrarse en poner «cortocircuitos» que frenarán la insolvencia en un país como Grecia que crea contagio a través de una región entera antes que introducir nuevos mecanismos de resolución de bancarrota.

En segundo lugar, una serie de casos ha mostrado las reestructuraciones voluntarias de deuda soberana son perfectamente posibles sin que los gobiernos sean enredados en una maraña de litigios.

Lee Buchheit del bufete de abogados Cleary Gottlieb Steen Hamilton ha ayudado a los gobiernos en muchos entrenamientos de deuda soberana. El indica que los últimos 10 años han visto una serie de reestructuraciones complejas.

Iraq, por ejemplo, tenía una enorme deuda externa de algunos $140mm con unos 13.000 acreedores públicos y privados, y sin embargo logró negociar una rebaja masiva de más del 80%.

Otros ejemplos de éxito incluyen la isla Seychelles, Liberia y Jamaica, todas las cuales negociaron reducciones substanciales de deuda que no estaban afectadas substancialmente por litigaciones agresivas.

«Poco a poco avanzamos a tientas hacia un modo de proceder,» dice Buchheit. «Soy empático al deseo de tener reestructuraciones ordenadas de deuda soberana, pero la pregunta es si la relación deudor-acreedor se beneficiaría realmente de la codificación legal». Su opinión es que no.

La naturaleza de los tenedores de bonos soberanos también ha evolucionado en una manera útil a la negociación constructiva. En la mayoría de los casos – Grecia que es algo de una excepción – la mayoría de las deudas del gobierno ahora no son tenidas por bancos ni por inversionistas individuales pero por inversionistas institucionales que marcan su participación en el mercado.

Cuando llega un impago, esos fondos ya han registrado la mayor parte de las pérdidas provenientes de la bajada en los precios de los bonos y no ven el punto a resistir violentamente una reestructuración.

Los desarrollos en casos legales también han influenciado el equilibrio político contra  los litigantes. Verdaderamente, los tribunales han mostrado a sí mismos dispuestos a fallar contra gobiernos, y los inversionistas han logrado presentar reclamos en foros  como los tribunales de inversión que no han fallado tradicionalmente sobre la deuda soberana. Pero imponer esas resoluciones es un asunto diferente. Los precedentes y la legislación lo han hecho más duro para los litigantes de «anexar» propiedad del gobierno en lugar de pagos de deuda, y ha colocado tales activos bajo la protección de la inmunidad soberana. Por ejemplo, un inversionista obtuvo una resolución de novela en los años noventa para anexar los pagos del gobierno hechos a través de Euroclear, Cámara de Compensación en Bruselas. Pero esa vía ahora ha sido bloqueada por una clarificación en la ley belga.

Además, mientras Argentina continúa enfrentando litigios, que puede reflejar una política general de abrogar agresivamente las obligaciones internacionales antes que un problema específico con deuda soberana.Desde el 2001, Buenos Aires también ha repudiado una serie de contratos con compañías extranjeras y ha desafiado los consecuentes fallos hechos por tribunales de inversión. En un punto Buenos Aires no pudo hacer los pagos al FMI y el Banco Mundial, colocándola en la compañía de estados parias como Sudán y Zimbabue. No es típico que los soberanos se acerquen a la reestructuración.

Aún aquellos que se inclinan hacia un procedimiento de insolvencia quieren restringir la libertad de gobiernos deudores así como también protegerlos de la acción legal.  En cualquier caso, los responsables alemanes de formular la política parecen considerar que los países como Grecia tienen demasiado poder, en vez de demasiado poco.

Zoom

Reestructurar la deuda de Grecia

 Si Grecia tiene que reestructurar su deuda, enfrentaría las complejidades    experimentadas por muchos países de tener que negociar sobre bonos de tipos diferentes al mismo tiempo.

Categoría de la deuda

Hablando toscamente, la deuda generalmente cae en dos categorías. La deuda externa es denominada en divisa, generalmente tenida por extranjeros y gobernada por la ley extranjera. La deuda doméstica es valorada en la moneda local y sujeto a la ley local – aunque, al igual que con los bonos GKO rusos cuyo impago provocó una crisis financiera en el 1998. Las reestructuraciones toman generalmente la forma de nuevos bonos con características diferentes – pagos más bajos de interés, un vencimiento más largo, una reducción en el valor nominal – al ser cambiados por los viejos.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE MARIA DEL CARMEN MARTÍNEZ

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