Para el sociólogo Antonio de Moya la ejecución de un proyecto común, viable y responsable, en el que se plantee el rescate de jóvenes inmersos en la drogadicción, la delincuencia y la criminalidad, sería el punto de referencia en el combate que contra esos flagelos llevan a cabo diversas instituciones de la sociedad.
Las autoridades deben mejorar la situación de los barrios, así como las comunidades marginadas, en donde se tome en cuenta a la juventud, con programas de escolarización y de formación laboral, precisa el investigador y docente.
Explica que la sociedad dominicana requiere recuperar esos niños y adolescentes que han delinquido, y en esa labor todos debemos comprometernos, sociedad civil, el gobierno y el sector privado, señaló al comentar junto a otros profesionales la investigación Jóvenes, delincuencia y drogas: estudio cualitativo acerca de la delincuencia juvenil en la comunidad de Guaricano, realizada por la antropóloga Tahira Vargas para Casa Abierta, presentada este jueves.
De Moya considera que ese estudio no es más que una seria advertencia de lo que está esperándonos a la vuelta de la esquina, multiplicado, si no empezamos a despojarnos de nuestra vocación clasista, fascista y sexista, que es la madre de todos nuestros vicios.
Explica que esos jóvenes son potencialmente cualquiera que experimente la dura realidad de su clase social en su barrio, y siendo cada día más jóvenes encuentran formas de agregarse en las naciones o pandillas juveniles.
Estima que el establecer puntos de venta de drogas es un medio para generar un ingreso, mientras que los menores van involucrándose de manera creciente en las pandillas en su búsqueda de auotonomía y recursos económicos, lo que es preocupante.
Afirma que ese estudio se inscribe dentro de las investigaciones críticas, dignas de imitar, que hacen más transparente las experiencias de la juventud de clase popular.
Resalta que ese trabajo nos dice una verdad amarga sobre la delincuencia juvenil y el consumo de las drogas en nuestro país.
Tahira Vargas cuenta su experiencia
Al presentar el contenido del estudio, Tahira Vargas, asegura que lo más difícil fue lograr una entrevista con los seis jóvenes que tomó como ejemplo para realizar su trabajo, porque a pesar de que están en los diferentes barrios de Guaricano, es muy difícil que accedan a ser entrevistados, por todas las dificultades que existen en término de la confianza, de la credibilidad del la persona que lo va a cuestionar, de su situación en términos de las actividades que están desarrollando.
Refiere que hubo momentos en que casi abandona el estudio, porque teníamos como dos meses en conseguir algunos jóvenes para las entrevistas y no había forma, pero lo retomamos a través de las personas de la comunidad, y conseguir los primeros casos nos ayudó a continuar y lograr los demás y así lo completamos, pero nos tomó más de tres meses ese proceso.
El estudio toca distintas dimensiones sobre la delincuencia juvenil, en donde se muestra las condiciones en que se desarrolla ese fenómeno desde las perspectivas de los actores envueltos y que contrasta con las percepciones que tienen las personas del barrio acerca del mismo.
La autora estima que las dimensiones que se desarrollaron fueron el perfil del joven y la joven, las causas de la inserción en esas actividades, los patrones presentes en la conducta delictiva, los efectos, consecuencias negativas de la inserción en esas actividades, las relaciones de ellos con sus familias, con el barrio, la Policía y la DNCD.