CHIQUI VICIOSO
Asistí a la puesta en circulación de dos libros en el Despacho de la Primera Dama: Políticas, Programas y Proyectos que inciden en el Desarrollo de la Familia en la República Dominicana, Promoción y Fortalecimiento de la Familia como Eje de Desarrollo Integral: Planes, Programas y Políticas, resultante de la VI Reunión de Primeras Damas de Centro América, Belice, Panamá y CEP. Dominicana. .En esa actividad, una elegantísima Rafaela Burgos (leí en una entrevista que le hicieron que ella y sus hijos visten de Oscar de la Renta), directora del Instituto de la Familia, felicitó la propuesta de políticas sobre la familia y reafirmó lo que sabemos: que la familia es el eje fundamental de la sociedad y que si aseguramos una familia funcional aseguramos el desarrollo sano e integral de la nación.
Dos días después acompañé a una pareja de esposos (ella dominicana, él español) al CONANI, a una cita con dos atentos y eficientes jóvenes profesionales, para averiguar cómo andaba su proceso de adopción de un niño o niña, algo que están intentando desde hace varios años. Allí nos enteramos de que «no hay niños disponibles» para los cientos de postulantes nacionales a la adopción, y mucho menos para adoptantes extranjeros.
¿Cómo?, pregunté azorada, ya que veo deambular a docenas de niños sin padres ni madres, solo en la Zona Colonial donde, por cierto, se acaba de desmantelar una banda de niños entre cinco y ocho años, que organizó un tal Julio, alias «Tetas», para robar en la calle El Conde, con la supuesta anuencia de algunas autoridades que al alertarle sobre un operativo de inteligencia, han provocado que éste desaparezca con los niños, por cuya seguridad tememos.
«Es que la mayoría de los casos de adopción están durmiendo el sueño eterno en el Tribunal de Primera Instancia de Niños, Niñas y Adolescentes». ¿Cómo?.
– «Sí, fíjese, según la Ley, no se pueden asignar niños en adopción sin el consentimiento de los padres biológicos, o de uno de ellos, en los casos de entrega voluntaria (Art. 131). El problema es que a muchos los dejan abandonados y después que nosotros los recogemos, los curamos y los alimentamos siempre aparece «un familiar» que lo viene a buscar, y como la ley dice que la familia tiene prioridad y tiene que haber un consentimiento legal, hay que entregárselo»…
Anjá, y en el caso de padres abusadores, alcohólicos, violadores sexuales, madres irresponsables o enajenados mentales ¿quién protege a esos niños y niñas de sus padres? «Es la Ley. – Fíjese. A nosotros nos trajeron un niñito que se llama Abraham. Totalmente desnutrido, a los dos años no sabía caminar, ni hablar. Solo decía «un peso» porque la abuela, una enajenada mental, lo utilizaba para pedir en la calle y siempre lo llevaba montado en la cadera. En cuanto estuvo mejorcito lo vino a buscar y hubo que dárselo porque era la abuela y la Ley determina que esos niños siempre deben ser retornados al seno de su familia».
Lamento disentir, pero es que la familia no es un concepto ideal. Hay familias normales, íntegras y sanas, y hay familias totalmente disfuncionales que son un infierno del cual los niños y niñas se escapan en cuanto tienen una oportunidad.
«Ya sabemos, pero la Ley es la ley…y además se habla de que hay que trabajar con los padres disfuncionales para que cambien y asuman sus responsabilidades»…
Lamento disentir, pero con el estado real de desintegración social de esta sociedad, donde lo que predomina son las madres solteras, hablar de cambiar a los adultos para que sean buenos padres es una gravísima irresponsabilidad con los niños, porque ni poniendo al servicio de las ONG todas las facultades de Trabajo Social de todas las universidades del país daríamos abasto para reformar lo que la miseria y el maltrato han consolidado.
«Ya lo sabemos»…
Ustedes dicen ya lo sabemos, pero mientras los que se pudren en las pocas guarderías que hay, o en los barrios marginados, son los niños y niñas que pudieran tener padres y madres sanos, amorosos, un techo, comida, buena educación, salud, recreación, alegría. «Eso habría que planteárselo a Carmen Rosa Hernández»…
¿Y mientras? Mis amigos (dos profesores universitarios con una sólida tradición familiar y solvencia económica), posiblemente tendrán que esperar un par de años más, hasta que hastiados busquen a su próximo hijo o hija en algún país del Africa, donde los requisitos para adoptar no duermen el sueño eterno en un Tribunal de Primera Instancia de Niños, Niñas y Adolescentes, donde los y las jueces no parecen entender que lo que están demorando no son casos abstractos sino la vida, pasión y posible muerte de cientos de niños y niñas dominicanos.
¿Y Abraham?. ¿Esa pequeña víctima de un concepto ideal de familia donde lo perfecto impide lo bueno? Who knows…