Abren retrospectiva sobre la Guerra Civil Española

Abren retrospectiva sobre la Guerra Civil Española

POR FERNANDO QUIROZ
Hace 70 años vinieron a la República Dominicana muchos españoles que salieron de su país como consecuencia de la   de la Guerra Civil   (1936), y desde entonces dejaron huellas útiles para los dominicanos, expresó la embajadora de España, Almudena Mazarrasa Alvear.

En conmemoración de ese acontecimiento, la Cinemateca Nacional inauguró anoche la retrospectiva histórica “España, su guerra civil, 70 años después”, con la participación de la diplomática.

Fue reconocida doña María Ugarte, periodista e investigadora, considerada representante emblemática del exilio español; y se le hizo un homenaje póstumo al escultor Antonio Prats Ventós.

A la actividad  en la Cinemateca  participaron decenas de españoles residentes en el país, diplomáticos y un nutrido público.

Ante la mesa de presentación del acto estuvieron la primera dama Margarita Cedeño; el secretario de Cultura, José Rafael Lantigua, el director de la Cinemateca, Carlos Francisco Elías y la embajadora española. 

Tan pronto fue concluido el reconocimiento, fue exhibido el documental de Frederic Rossif, Morir en Madrid (1963), considerado uno de los testimonios más vívidos de la Guerra Civil Española.

Estas actividades cuentan con la colaboración de la Fundación Pablo Iglesias y de la Quinta Dominicana.

La muestra cinematográfica contará con más de 40 películas y documentales entre las que figuran Las vacaciones del 36, del realizador Jaime Camino; Demonios en el Jardín, de Manuel Gutiérrez Aragón; Caudillo, de Basilio Manuel Patiño; Las Bicicletas no son para el verano, de Jaime Chavarri y Ay Carmela, de Carlos Saura. Para hoy está programada la conferencia Carteles de la Guerra Civil Española y la Participación Femenina, a cargo de la escultora española Pilar Vicente de Foronda.

Concluirán el día 26 de este mes con un coloquio sobre la guerra civil con la participación de Francisco A. Henríquez, Roberto Cassá y Antonio Avelino.

Este programa de actividades, entiende la embajadora Mazarrasa, es una manera de recuperar la memoria histórica, tras recordar lo perjudicial de las guerras. Sus compatriotas, dijo, se instalaron en el país y han trabajado en áreas tan importantes como el arte, la literatura, y la enseñanza.

Con el transcurso de todo este tiempo cree llegó el momento de cerrar las heridas ocultas y que no haya rencores. Recordó el horror de un país que perdió en guerra cerca de un millón de sus habitantes. A propósito, sintió temor, por lo que pueda pasar en el Medio Oriente (Israel/Líbano/Siria/Irán).

Mientras que Elías expresó la importancia de generar reflexión sobre los hechos históricos. Concluyó sus palabras presentando un fragmento de un documental sobre los días del poeta Pablo Neruda en España, caminando por la playa, resaltando la belleza de las flores que decoran su casa y preguntándole cosas a sus amigos. 

EMOTIVO

Monserrat Prats García, una de las hijas de Prats Ventós, agradeció en su nombre y en el de sus hermanos el homenaje póstumo hecho a su padre. Recibió el reconocimiento de manos de la embajadora.

Recordó que Prats Ventós llegó al país en 1940, y emprendió el viaje a los 12 años, cuando tuvo que sufrir hambre y frío en campos de concentración de España y Francia, de la mano de su hermano Ramón, de nueve años, tras estar perdidos en la multitud. Se le recuerda como el gran escultor en el país, ganador de los más diversos premios y merecedor de las más altas condecoraciones. Falleció el 13 de abril de 1999 en Nueva York, y sus restos descansan en el Cristo Redentor, en esta capital.

Mientras que a la periodista Ugarte le entregó el premio el director de la Cinemateca. Con pasos cortos, mermados por el paso de los años transcurridos desde el 22 de febrero de 1914, cuando nació en Segovia, España, llegó hasta el podio para dar las gracias.

De fondo, la canción de Joan Manuel Serraf “Todo pasa y todo queda…”.

La música dio paso a su discurso con neto acento español, que resaltó “estoy profundamente emocionada”.

Los refugiados españoles, dijo, hicieron un aporte a la cultura dominicana, y encontraron un pueblo cordial y generoso que le dio la mano en el momento que más lo necesitaban.

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