El dirigente político Radhamés Abreu afirmó ayer que cuando un partido entra en la fase degenerativa no tiene vuelta atrás, y que esas organizaciones incluidas las de reciente formación, entraron en la fase del colapso desde que el siglo XXI asomó en la historia.
Con estas declaraciones responde al director para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, Daniel Zovatto, que planteó que urge democratizar los partidos.
Abreu dijo que las concepciones que sirven de plataformas a los partidos de la Liberación Dominicana, Revolucionario Dominicano, Reformista Social Cristiano y Revolucionario Moderno además, están pautadas por ideas y conceptos elaborados por los pensadores europeos del Siglo de las Luces (XVIII y XIX), idealistas y románticas.
Cree que las organizaciones que surgieron a raíz de la muerte de Trujillo iban del idealismo hasta el extremo del practicismo.
Citó el caso de Joaquín Balaguer, del que dijo, al tener que gobernar en un período con un nivel de radicalismo idealista extremo, optó por hacer uso del populismo y la represión; que implicaron cárcel y exilio político.
Expuso que ante su permanencia las fuerzas adversas buscaron nuevas vías de participación, hasta llegar a la coyuntura de 1974, cuando lo enfrentaron el bloque de la Dignidad Nacional , liderado por Juan Bosch; y el Acuerdo de Santiago, por Peña Gómez.
Manifestó que de 1974 a 1978, tanto de parte del gobierno de Balaguer como de los opositores, bajó el nivel de confrontación, aireando la sociedad y preparándola hacia la contienda de 1982, que ganó el PRD, al que acusa de los mismos métodos populistas y dirección centralista.
Recordó que tras dos períodos perredeistas volvió Balaguer y dejó atrás los métodos represivos y manejó el Estado con un sentido democrático, pero con la utilización del populismo – centralismos y dio mayor libertad al boato corruptor y que ante la dificultad de sustituirlo, hizo alianza con el PLD para vencer a Peña Gómez.
Abreu asevera que el PLD en el Gobierno, comenzó a transformarse de partido idealista a populista – clientelista, y dio las espaldas al profesor Juan Bosch para inclinarse cada vez con mayor ahinco, hacia la práctica establecida por Balaguer.
“La cúspide del PLD, como se evidencia, se ha constituido en una comisión política de fuerza económica en base a la corrupción y al populismo”, sustenta.
Afirmó que ha contribuido a convertir en parásitos al porciento más elevado de la población y arrastrado a los partidos tradicionales, incluidos los “radicales”, al colapso.
Del PRM cree que tiene los mismos vicios, una naturaleza dictatorial; forma de organización piramidal y en contra un cuerpo dirigencial que no ha dado notación de renovación y solo critica por criticar.