Abrirse más a la prensa

Abrirse más a la prensa

El presidente Danilo Medina no debe perder de vista el fuerte peso del presidencialismo, a propósito de mostrarse sorprendido por el “nerviosismo” que atribuyó a sectores interesados en la reforma del Código Laboral. Los ruidos que precedieron a su reafirmación de que los cambios solo serán aceptables para él si provenían de un consenso, indicaban que el influyente liderazgo empresarial tenía abiertas las puertas del cabildeo exitoso como para comer con su dama. Y en este país el que se descuida con los indicios puede salir perdedor. Vivimos en libertad y los pataleos pueden servir de mucho.

Una comunicación regular entre el máximo oficiante del poder y los periodistas que cubren la sede palaciega permitiría siempre el aireamiento de asuntos que vibran en la palestra o en sus entresijos. Oportunidad para que el mandatario llame al pan, pan, y al vino, vino. En ocasiones, el jefe del Estado ha dado golpes de timón para que el Estado recule. Lo hizo con Bahía de las Águilas y con la Barrick; y revocó una intolerante prohibición a conmemorar otro aniversario de la matanza ocurrida frente al Palacio en 1966; y ahora cambió el chucho con el alza de peaje declarada inexorable en su monto por una figura estelar del Gabinete. Y efectivamente, puso las cosas en su lugar con el debate del Código. Falta que lo haga con lo de loma Miranda. Y sigue faltando que le responda a la prensa más a menudo y con formalidad.

Entre la razón y la conveniencia

Venezuela está viviendo un conflicto social y político con derramamiento de sangre y amenazas de mayor aplicación de la fuerza por parte del gobierno para contener las protestas de sus adversarios. El secretario general de OEA, José Manuel Insulza, considera que no existe peligro para la democracia en ese país.

Pero la ausencia de comunicación entre las partes y las heridas causadas a la convivencia por actitudes radicales que incluyeron la aplicación de medidas que han trastornado la economía, generan una creciente preocupación en todo el continente, por encima incluso de la generosidad con que el Estado bolivariano se garantiza el respaldo de sus vecinos que no quisieran ver una agudización del conflicto que ponga en riesgo el solidario programa de Petrocaribe. Ojalá que el poder venezolano ceda en lo que haya que ceder y logre la coexistencia con sus opositores.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas