Abstención

Abstención

Los electores exhibieron ayer un comportamiento ejemplar, una conducta digna de elogio, cuando concurrieron a los centros de votación para ejercer su derecho al voto, cuando cumplieron su deber de ciudadanos.

Sin embargo, la impresión generalizada es de que la abstención alcanzó proporciones importantes, quizás superiores a las de las elecciones congresuales y municipales del 2002.

El ausentismo de electores en esta oportunidad podría haber sido provocado por una suma de ingredientes, algunos de los cuales no estuvieron presentes en las congresuales y municipales anteriores.

Por ejemplo, en la abstención de esta oportunidad pudo haber influido bastante el descontento entre militantes de los partidos Revolucionario Dominicano y Reformista Social Cristiano por la alianza suscrita entre ambos y que desplazó a candidatos que habían ganado en buena lid las convenciones en que participaron.

Sin embargo, esos enconos son coyunturales y no han estado presentes con tanta fuerza en otras elecciones.

– II –

Lo que sí preocupa y debería inspirar todo un ejercicio de concienciación ciudadana es el hecho de que una proporción apreciable del ausentismo continúa obedeciendo a la vocación presidencialista que caracteriza la conducta de los electores de este país.

Independientemente del poder de convocatoria de los candidatos postulantes, está el hecho de que un número considerable de dominicanos aptos para ejercer el voto siente apatía por las elecciones congresuales y municipales, les resta importancia a pesar de lo significativa que son para la institucionalidad democrática.

Son esos mismos votantes los que acuden masivamente a las elecciones presidenciales, las cuales valoran como las únicas importantes. Salvando las diferencias, ambas elecciones son de una importancia vital para el orden institucional.

– III –

Los dominicanos hemos madurado mucho en términos políticos, pero estamos obligados a superar esta distorsión que le resta participación y esplendor a las elecciones congresionales y municipales.

Siempre habrá que responsabilizar a las organizaciones políticas por no haber enseñado lo importante que es para la institucionalidad del país el renovar por la vía electoral la representación en el Congreso y en los gobiernos municipales.

Hay que anotar que contribuye al ausentismo, aunque no de manera determinante, la complejidad de las boletas mediante las cuales se selecciona a las autoridades municipales y a los diputados y senadores. Habrá que buscar una manera de simplificar esta papeleta.

De cualquier manera, los partidos políticos deberían asumir como un compromiso la tarea de modificar el concepto que muchos electores tienen de las elecciones congresuales y municipales. Un aspecto del trabajo que les corresponde debe concentrarse en mejorar la calidad de la oferta en términos de programas y candidaturas.

Los electores reafirmaron ayer su conducta ejemplar, su comportamiento ordenado y alto civismo, pero hay que estimularles el entusiasmo para que mejore su participación. Cabe esperar que los partidos imiten ese civismo y que acaten sin pataleos infundados los resultados que ofrezca la Junta Central Electoral.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas