Abuelo, ¿que cura el doctor CAFTA?

Abuelo, ¿que cura el doctor CAFTA?

 TELÉSFORO ISAAC
Bueno, el doctor Cafta no es un médico que cura enfermedades del cuerpo o de la mente. No es un profesional de la medicina, esto de DR CAFTA es un tratado, un convenio, un acuerdo, una alianza, una oportunidad, un testamento o pacto entre los Estados Unidos, cinco países de Centro América y la República Dominicana para intercambiar productos y servicios libres de pagos de impuestos o aranceles de aduanas.

Este tratado servirá para definir, organizar, e implementar los aspectos más importantes para importar y exportar mercancías entre estos países a fin de fortalecer las instituciones, las empresas, los organismos públicos y privados. Consecuentemente debe rebajar el costo de la vida.

La firma del compromiso de intercambio que nos ocupa es de mucha importancia y en verdad es un hecho histórico que nos hace recordar y reflexionar sobre algunos pactos o alianzas que son notables en las Sagradas Escrituras, así como en los anales seculares de las actividades de seres humanos, de pueblos y naciones. Entre los más remembrados pactos que conocemos en el mundo de la civilización occidental o mejor dicho de la cultura de trasfondo judío-cristiano, están los siguientes: el pacto de Dios con Noé después del diluvio. Dios hizo una promesa con los seres humanos y aunque no se firmó en documentos como se hace hoy entre personas, comunidades, pueblos y naciones; mas bien, fue un compromiso hecho mediante un arco iris en las nubes como señal del pacto. (Génesis 9: 12-13).

Dios ha mantenido incólume su pacto, así esperamos que el Tratado de Libre Comercio (TLC) sea positivo, perdurable y debidamente honrado durante generaciones por todos los países involucrados.

Otro gran memorable y perdurable tratado fue el que hizo Dios en una visión con Abran cuando fue llamado a dejar su tierra, sus parientes, y la casa del padre para ir a la tierra que le mostraría la Divinidad. De este tratado o alianza de Dios con Abran, sobreviene el pueblo de Israel con su historia en el Antiguo Testamento y con el pueblo cristiano mediante los hechos en el Nuevo Testamento.

El TLC no tiene el aval de una presencia omnipresente y todopoderosa a no ser por la conciencia de ética-moral, la transparencia en los intercambios, la buena disposición y la honestidad de los participantes en estas ejecuciones comerciales. La fuerza y el cumplimiento de este tratado dependerán de la equidad y buena voluntad de los integrantes del convenio.

El pacto más trascendental en el plano espiritual fue la encarnación del Verbo de Dios en la persona de Jesucristo quien vino a dar su vida para todos los que en él creen. Este pacto fue anunciado el Jueves Santos durante la Cena del Señor Jesús cuando identificó su cuerpo con el pan y su sangre con el vino de la copa. Se expresó ante sus discípulos diciendo: «Beban todos ustedes de esta copa, porque esto es mi sangre, con la que se confirma el pacto…» (San Mateo 26: 28).

No debemos pensar que el Tratado de Libre Comercio (TLC) pueda tener un ápice de similitud o de valor moral como los pactos entre Dios y la raza humana. Pero sí podemos y debemos elevar preces para que este compromiso internacional sea respetado, permanente y de beneficio para los puebles que están comprometidos en esta alianza.

A través de la historia se han concertado y firmado múltiples tratados y convenios: acuerdos de paz después de una guerra; arreglos territoriales; concesiones de derechos de grupos, comunidades o pueblos.

El caso de DR CAFTA es comercial y debe beneficiar a los consumidores de los pobladores de los países firmantes, al rebajar considerablemente los precios de muchos productos y aliviar la carga económica de la vida. Así se espera que sea.

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