La imposibilidad, en muchos casos, de compatibilizar los horarios de padres e hijos, ha hecho que muchos abuelos sustituyan a los padres en determinadas ocasiones.
Como explica la psicóloga clínica Trinidad Aparicio, “El problema para estos padres es elegir la persona adecuada para el cuidado de sus pequeños. Es muy difícil encontrar a alguien de confianza, que les brinde la certeza de que sus hijos van a estar bien cuidados”.
En este contexto, entra en juego el papel de los abuelos, personas de confianza que cuidan a los niños con verdadero cariño.
Hay que pensar también en ellos. Aunque los abuelos sean la mejor alternativa, debemos tener en cuenta si ellos pueden quedarse al cuidado.
Capacitarles. Hay que contemplar si los abuelos están en condiciones de hacerse cargo de los nietos o no.
Diversificar la ayuda. El abuelo o la abuela pueden prestar pequeñas ayudas, como recoger al nieto de la guardería o darle de comer.
Ser considerados. La ayuda de los abuelos ha de ser voluntaria y que no suponga un sobreesfuerzo para ellos; y hay que contemplar que los abuelos también tienen su vida propia vida.