Abundan las violaciones de lesbianas en Jamaica

Abundan las violaciones de lesbianas en Jamaica

KINGSTON, Jamaica.  Cuando Angeline Jackson y una amiga fueron emboscadas y violadas a punta de revolver en un sendero en las afueras de la capital jamaiquina, la policía inicialmente pareció menos preocupada con el ataque que con el hecho de que ella era lesbiana.

“La primera mujer policía con la que hablé me dijo que debía cambiar de vida y acercarme a la iglesia”, relata Jackson sacudiendo la cabeza al evocar el ataque del 2009. Es una actitud bastante común en la isla, donde activistas defensores de los derechos de los gays dicen que los homosexuales son muy discriminados y a veces agredidos.

Algunos miembros de la comunicad LGBT –lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros– incluso han sido blanco de ataques sexuales brutales con el fin de hacerlos heterosexuales o de castigarlos por no encajar dentro de ciertos parámetros sociales. Jackson dice que integrantes de un pequeño grupo de violadores antigay se hicieron pasar por lesbianas y las citaron en un sendero aislado.

La respuesta que recibió luego del ataque la impulsó a hacer algo. Ahora, a los 24 años, Jackson dirige la única organización de mujeres lesbianas y bisexuales registrada que hay en Jamaica.

La isla es conocida por su intolerancia hacia los homosexuales, que son vistos por muchos como gente que adopta comportamientos morales pervertidos importados del exterior.

Pero ahora está recibiendo bastante atención el estigma de las mujeres homosexuales y las agresiones sexuales de que son víctimas, a menudo no denunciadas. El año pasado el vicepresidente estadounidense Joe Biden mencionó la batalla que se libra en Jamaica contra “las violaciones correctivas de las mujeres lesbianas” al hablar de la lucha mundial por los derechos de los gays.

Esa expresión surgió hace algunos años en Sudáfrica, donde los ataques a mujeres lesbianas eran comunes en los barrios pobres. El presidente estadounidense Barack Obama destacó la campaña de Jackson durante su visita de 24 horas a Jamaica a principios del mes, diciéndole a una multitud que valientemente decidió hacerse oír a pesar de que “como mujer y como lesbiana, la justicia y la sociedad a menudo no estaban de su lado” en Jamaica.

En esta isla de menos de 3 millones de habitantes, los activistas de la comunidad LGBT reciben pocas denuncias de agresiones sexuales. La principal organización defensora de los derechos de los gays de Jamaica, J-FLAG, ha documentado varios casos en los últimos años y la agrupación de Jackson dice estar al tanto de una docena aproximadamente.

Es imposible determinar la magnitud del problema en Jamaica, donde no hay una definición clara de lo que constituye un delito causado por la intolerancia y la policía no tiene estadísticas de los ataques a la comunidad LGBT. Los activistas dicen que los homosexuales jamaiquinos prefieren no denunciar ataques o amenazas por temor a ser estigmatizados o culpados por lo sucedido.

La organización Human Rights Watch dijo el año pasado que estaba al tanto de diez casos de agresiones sexuales –ocho a lesbianas, una a una mujer transgénero y otra a un hombre gay– en Jamaica, incluidas violaciones a punta de puñal o de revólver.

“Está claro, a juzgar por los testimonios de las víctimas, que la animosidad hacia la comunidad LGBT incide” en esos ataques, afirmó Graeme Reid, director del programa para esa comunidad de la organización de derechos humanos basada en Nueva York.

Incluso cuando los ataques son denunciados, llevar a los responsables a juicio es complicado por la ineficiencia del sistema judicial de Jamaica, el cual está abrumado. El principal inculpado en el caso de Jackson fue exonerado en el 2011, aunque ya había sido acusado de otras violaciones en el pasado.

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