La tendencia hacia severas inundaciones aumentaba con la marcha de las horas para gran parte del territorio nacional azotado por lluvias torrenciales adelantadas a la tormenta Franklin en su viaje a latitudes dominicanas con sombría perspectiva a ser confirmadas por los hechos de que generarían hasta 300 milímetros por metro cuadrado sobre suelos disminuidos en su capacidad de absorber con rapidez el caudal. La atención de socorristas ha estado en esta oportunidad sobre zonas de alto peligro advertidas tempranamente de que a una señal sus habitantes deberían aceptar el traslado a refugios habilitados por autoridades o a otros lugares considerados seguros en al menos 24 provincias declaradas en alerta roja o riesgo extremo.
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La furia de la naturaleza suele poner en juego la integridad y bienes de personas en diferentes lugares del país a los que ha debido estar llegando la asistencia de un plan de contingencia, cuyos auxilios y mitigaciones resultan de alto interés social. Han debido estar recibiendo embate también infraestructuras imprescindibles para el desenvolvimiento de comunidades que con posterioridad a las inclemencias serán objeto de evaluaciones para fijar grados y magnitudes previsibles de daños para entonces emprender la configuración de planes de rehabilitación con suficientes fondos en reserva. El país llega de lleno al lapso más intenso de la temporada de huracanes. Es imprescindible que la nación y su Estado estén siempre listos a superar las embestidas del clima.