SAN JUAN.  AP.  Jeffrey Allen Weathers se trasladó de Alaska a un departamento con vista al mar en el Caribe, pero sus nuevos vecinos pronto comenzaron a sospechar que no había venido en busca de sol, precisamente. El FBI comprobó que, efectivamente, tenía otras intenciones.

Weathers, quien había sido convicto por agresión sexual y posesión de pornografía infantil en el pasado, se había radicado en una pequeña localidad de Puerto Rico en la esperanza de que sus antecedentes pasasen inadvertidos y pudiese hacer una vida tranquila, según un informe del FBI.

Weathers fue arrestado, gracias en parte a su casero, pero las autoridades dicen que hay muchos individuos que han cometido abusos sexuales que consideran que Puerto Rico es un sitio ideal para esconderse porque no son tan vigilados.

En los últimos cinco años las autoridades federales estadounidenses detuvieron a al menos otros cinco individuos con antecedentes que no se registraron en Puerto Rico, como exige la ley, y fueron enviados de vuelta a Estados Unidos para que respondiesen a otros cargos, según el subjefe de la policía federal Rafael Escobar.

Indicó que se investigan otros diez casos de personas con antecedentes que no se registraron. «Estoy seguro de que hay muchos más», expresó. «Esta gente revisa la internet para ver dónde hay más tolerancia».

Todos los meses, una media docena de personas que han cometido abusos sexuales vienen a la isla procedentes de Estados Unidos y se reportan a las autoridades, de acuerdo con la capitana de la policía puertorriqueña Margarita George, quien supervisa el programa de registro de personas que han cometido abusos sexuales.