Abuso contra el patrimonio

Abuso contra el patrimonio

JOSÉ R. MARTÍNEZ BURGOS
Hemos comprobado con nuestros propios ojos como consecuencia lógica del desconcierto que vivimos, los letreros, afiches, pinturas, signos y toda especie de leyendas y anuncios sobre los edificios en toda la ciudad. Eso ocurre en especial en la Ciudad Colonial, en los muros de la catedral de Santo Domingo y otros edificios coloniales, monumentos históricos, que con tanto sacrificio han restaurando y rehabilitando los Gobiernos para que las generaciones presentes y futuras de dominicanos y los extranjeros que nos visiten, puedan contemplar con deleite nuestro acerbo arquitectónico, histórico y cultural.

Esa gigantesca obra la están destruyendo, pintorreteando unas veces y otras mutilando, manos criminales con desconocidos despropósitos, ignorantes del daño que hacen a nuestro patrimonio cultural e histórico.

Es cierto que el humo que despiden los tubos de escape de los automóviles afectan de una forma u otra los monumentos coloniales, pero ésto es insignificante y afecta después de años de descuido o falta de mantenimiento, lo que es grave y debe ser sancionado con todo el peso de la ley, son los letreros y daños directos, que jóvenes sin concepto vienen haciendo a estas reliquias, patrimonio no sólo del país sino de la humanidad, tal vez sabe Dios por quién manipulados, con el objeto de hacer creer que rechazamos esa ingente labor que es orgullo de todos los dominicanos, cuyo rescate se hace con mucha paciencia, horas de trabajo y sacrificios.

Los dominicanos deberíamos sentirnos orgullosos del valor arquitectónico e histórico de nuestros monumentos y casas de la época de la colonia y de otros edificios de épocas recientes, que por su singularidad deberían ser rescatados, pues, están llamados a desempeñar un papel importante dentro de la arquitectura dominicana, los cuales de ser remozados, volverían a lucir como eran en su origen.

Todos los dominicanos conscientes de nuestro deber en la sociedad, deberíamos agruparnos en una especie de policía voluntaria para la defensa de nuestro pasado glorioso y deberíamos movilizarnos espontáneamente sin necesidad de convocatoria en una cruzada de vigilancia y defensa de nuestros grandes valores culturales.

El sólo esplendor que han recobrado los monumentos coloniales, cuyos muros lucían grises, deteriorados ó mugrientos y ahora han vuelto a tener un valor insospechado, con sus detalles, tales como ventanas, columnas, capiteles y cornizas, que al verlos ahora con sus líneas puras como recortan al aire, llenan de ensoñación y gratos recuerdos, formando una integración agradable con el paisaje urbano.

Estamos en presencia viva de un reencuentro con la ciudad que habíamos olvidado ó teníamos cuasi pérdida por la decidía de gobiernos insensibles pero que Balaguer y sólo él, supo rescatar de los horribles y terribles destrozos que al tiempo y los hombres sumieron durante muchos años a la Ciudad Primada de América, la cual todavía puede seguirse recuperándose en su aspecto esencial.

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