Abuso de fiscal  en Mao

Abuso de fiscal  en Mao

La detención abusiva por dos dias, sin pruebas en su contra, como tuvo que admitir   después el fiscal adjunto de la provincia Valverde, licenciado Nelson Rodríguez, contra el profesor e historiador maeño Manuel Rodríguez Bonilla ante el brutal asesinato de que fue objeto su esposa Yasmín Valdez, constituye una violación a la ley y un atropello que no debe repetirse bajo ninguna circunstancia.

Nadie discute la facultad legal que tiene el Ministerio Público y la Policía para interrogar e investigar a cualquier persona a quien  las circunstancias lo ubiquen  en el escenario de un crimen o en relación cercana o familiar con la víctima, pero de ahí a dejar detenida  a una persona el doble del tiempo que establece el Código de Procedimiento Criminal, sin pruebas en su contra, hay una gran diferencia.

Y lo peor, como se lo expresé al encargado de investigaciones criminales de la Policía en Mao, con ello se da pie a la percepción popular de que contra el detenido se han encontrado evidencias o pruebas comprometedoras que justifican su retención. Si esto se quedara a nivel de comentarios el caso no fuera tan grave como las  implicaciones que pueden derivarse de este abuso de poder. 

La primera y muy peligrosa consecuencia es que algunos dolientes de la víctima puedan, influidos por el rumor popular y la actitud de las autoridades, creer en la culpabilidad del detenido (como ya se ha expresado), y en la primera oportunidad actuar en consecuencia, y más en un país donde se cree poco en los procedimientos judiciales y sí en tomarse la justicia con sus manos.

La decisión de despachar a Rodríguez Bonilla tomada por la fiscalía, 24 horas más tarde de lo que establece la ley, con la observación de  que se mantenga atento a cualquier requerimiento o llamado que se le haga, debió tomarse el mismo día de la tragedia, tras su primer interrogatorio, y así él podía ocuparse de sus dos pequeños hijos y de las honras fúnebres de su esposa.

El colmo de la arbitrariedad del fiscal adjunto fue que, pese al dolor y requerimientos del detenido y sus abogados, se negó a dejarlo ir al sepelio a dar el último adiós a su finada esposa y  fue necesario acudir, a último momento, donde el fiscal titular, licenciado Germán-Niní-Díaz,  quien se había inhibido en el  caso, para  que autorizara que  lo llevaran al funeral.

 Sin ser abogado ni experto investigador, afirmé y vuelvo a repetir, que el caso se llevó mal desde el principio, porque se concentró la investigación, obstinadamente, en una sola persona y por eso  no hay ningún detenido pese a que el crimen se cometió a plena luz del día y el carnicero que lo ejecutó tiene que haber dejado rastros localizables en la casa o en los alrededores.

Por último, insisto en que las autoridades judiciales y policiales deben  hacer un esfuerzo mayor persiguiendo a los reales criminales   de forma que el atropello que se cometió hoy contra Manuel Rodríguez Bonilla, de reconocida solvencia moral y profesional, no vuelva a  repetirse contra ningún otro ciudadano independientemente de sus condiciones sociales, políticas o económicas.

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