Abusos sexuales alejan chilenos de la Iglesia

Abusos sexuales alejan chilenos de la Iglesia

La desconfianza de los chilenos en la Iglesia católica sigue en alza, ahondada por los abusos sexuales perpetrados por religiosos en el país, una lacra que finalmente el papa Francisco parece dispuesto a erradicar.
El papa invitó este fin de semana a la residencia de Santa Marta en el Vaticano -la misma donde él se aloja- a Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo para escucharlos «todo el tiempo que sea necesario».
Ellos son tres de las víctimas de los abusos en la década de 1980 del influyente sacerdote chileno Fernando Karadima, condenado en 2011 por Roma a una «vida de oración y penitencia» luego de que la justicia local declarara prescrito el caso.
El apoyo decidido que dio el papa al obispo Juan Barros al tildar de «calumnias» las acusaciones de que encubrió a Karadima, como denuncian las víctimas, dejó sin efecto los pedidos de perdón del pontífice por los abusos.
Consciente del daño causado a la ya deteriorada imagen de la institución en Chile -el 71% de los chilenos desaprueba la forma en que la Iglesia manejó las acusaciones de abusos sexuales, según una encuesta reciente-, el papa encomendó una investigación al arzobispo de Malta, Charles Scicluna, cuyas consecuencias están todavía por venir.
Para empezar, ha desencadenado un acto de contrición del papa al reconocer que ha incurrido en «graves equivocaciones de valoración» y ha convocado a los obispos chilenos a Roma en mayo para hablar de los resultados de la investigación.

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