Academia Dominicana de Música, 40 años sembrando belleza y valores

Academia Dominicana de Música, 40 años sembrando belleza y valores

En el día de ayer, 21 de octubre, se realizó un hermoso recital de dúos y tríos de piano, violín y canto, con personas que egresamos de la Academia Dominicana de Música para celebrar sus 40 años en la enseñanza de la música en el país. La Academia Dominicana de Música fue fundada en el año 1976 por Edith Hernández De Windt y Milagros Beras Dalmasí (quien falleció en 1996) ambas egresadas de estudios superiores en música en España, Francia e Italia. Luego de la muerte de Milagros Beras, Edith Hernández De Windt continúa con la dirección de la misma en la actualidad.
El recital estuvo impregnado del carácter de la enseñanza de la música en esta institución, vivencias afectivas desde la ejecución musical grupal donde la cohesión, correlación y la interacción son fundamentales. Interpretamos piezas de compositores de distintas épocas y estilos: barroco, clasicismo, romanticismo, impresionismo y música contemporánea concentrados/as en el fluir de la música buscando en ella la belleza, matices, expresividad compacta y sobre todo el sentido de unidad.
Estudié en la Academia Dominicana de Música desde mi niñez hasta adultez. Mis años de secundaria y universidad fueron compartidos con el aprendizaje y enseñanza musical en esta institución graduándome de Profesorado Superior de Piano en 1986 con una excelente maestra, Edith Hernández De Windt, dejó en mí grandes huellas musicales y afectivas.
Fui privilegiada en recibir orientaciones y enseñanzas musicales de un equipo docente de alto nivel musical y humano como fueron: Milagros Beras, Margarita Luna, Zunilda Pierret, Gracita Senior, Aida Bonelly de Díaz, Leila Pérez, y Betico Payán.
El aprendizaje de la música desarrolla en las personas: sentido de la belleza-estética, sensibilidad, creatividad, respeto, tolerancia y desarrollo de la afectividad en todas sus expresiones. La Academia Dominicana de Música desde la dirección de Edith Her nández y Milagros Beras y todo el equipo docente impregnó en nosotros la cohesión grupal, cooperatividad, unión y sobre todo la amistad, dejando de lado la competitividad.
Compartir y escucharnos tocar se convertía en una práctica cotidiana que generaba unión y afectividad compacta.
La expansión de estas enseñanzas y prácticas como estilos de vida y valores continua no solo con la permanencia de la Academia hoy, sino con el surgimiento en los 80 y 90’ de otras instituciones musicales “hijas”, creadas egresadas como el Centro de Educación Musical Moderna (CEMM) y el Estudio Diná de Educación Musical. El legado de la Academia Dominicana de Música es de trascendencia para el país, vidas y obras reproducen e irradian desde la música y la interacción social, armonía y cohesión social, más que eso Cultura de Paz.

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