POR ODALIS MEJIA
El doctor Rafael Wilamo Ortiz, de la Academia de Ciencias, dijo ayer que el contrato para la construcción de la isla artificial contiene elementos que constituyen “una burla y atropello” para el Estado por lo que entiende debe ser rechazado.

Dijo que ese contrato luce “tan apresurado” que se obviaron cuestiones básicas en términos jurídicos como son el consentimiento de las partes y la capacidad para llevarlo a cabo, además que no tiene claro el objeto.  Como puntos inconclusos puso como ejemplo que el convenio establece que el proyecto se desarrollará en un área no menor a un millón de metros cuadrados, cuando la zona prevista, desde la avenida Winston Churchill hasta el rompe de olas, tiene varios kilómetros, por lo que se desconoce el límite de extensión de la obra.

Agregó que los promotores del proyecto se aprovecharían de la alta plusvalía de esa zona para ganar varias veces los US$500 millones que supuestamente gastarían, por lo que  obtendrían “una espiral económica que no se sabe cuantas veces van a sacar lo que dicen que van invertir”.

Además, criticó que se afectará la plusvalía de algunas propiedades que tienen un determinado precio por el elemento de vista al mar.  Wilamo Ortiz señaló que es normal que los contratos contengan cláusulas de previsión que son aceptadas jurídicamente, pero que el caso del de la isla y los supuestos beneficios del Estado estas son atropellantes.

“En el contrato ellos mantienen 5% y no existe la espiral de beneficio del Estado porque ellos van a cubrir sus costos en un momento determinado, por lo que Estado no mantendrán espiral de beneficios,” señaló en el matutino Uno más Uno.

Criticó también que los promotores del proyecto aspiran a un contrato de 99 años cuando  esos arrendamientos no se usan y sólo se realizaban en tiempo imperiales, tras considerar que sólo son personas interesadas que quieren tener un mayor beneficio prácticamente sin dar nada.