Accesos de misticismo

Accesos de misticismo

-Asistir a un funeral es más emotivo que ir a un bar de tapas; sobre todo cuando la persona fallecida ha sido un compañero de estudios con edad parecida a la tuya. Mientras el sacerdote hablaba acerca de las virtudes del muerto y del “tránsito que es la muerte”, yo sentía un ligero dolor en la rodilla derecha y una molestia en el zapato. El cura hablaba bien, con profunda convicción y elocuencia; la afligida esposa de mi amigo tenía los ojos enrojecidos de llorar. Abracé a los hijos y me transmitieron su dolor en una descarga magnética; tal vez me haya subido la presión arterial, me dije.

-En cambio, cuando vengo aquí y me acomodo frente a esta barra, no siento nada en el pie, ni me molesta la rodilla. Las hileras de jamones que cuelgan sobre el mostrador me hacen pensar en las cortas vidas de los puercos; y en cómo su grasa contribuye a alargar las vidas de quienes frecuentamos este bar. La semana pasada, en lo que saboreaba una deliciosa copa de vino tinto, conté que había 43 jamones colgando. A juzgar por el número de piernas, se habían sacrificado 21 puercos y medio para producir esos jamones. Llamé al camarero y pedí que nos trajera lonjas de queso y de jamón.

-El vino “alegra el corazón, espanta la tristeza”, han dicho los bebedores de todos los tiempos; tienen tanta razón como el cura que reflexionaba acerca de la muerte durante el responso ante el cadáver de mi amigo. El padre utilizaba el apoyo de salmos y evangelios preñados de sabiduría. Los bebedores sólo cuentan con impulsos instintivos, obscuros y difusos. Creen que las uvas sacan de la tierra substancias que prolongan la vida; han oído decir que un poco de alcohol en las venas mejora la circulación de la sangre e incluso “aclara el pensamiento”.

-La ciudad está vacía; todos han emigrado para disfrutar de la Semana Santa en playas y montañas. Nosotros somos los únicos dedicados a la meditación. Celebremos con este vino: “fruto de la tierra y del trabajo del hombre”. Las grasas animales mantienen las energías del alma. Moriremos en paz con Dios, “sin intervención de corredores”.

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas