SAO PAULO, Dic 8 (AFP) – La Policía brasileña acusó el viernes por «exponer al peligro una aeronave propia o ajena» a los estadounidenses Joseph Lepore y Jan Paladino, retenidos en el país desde que el jet que pilotaban chocó en setiembre con un Boeing 737 de Gol, cuyos 154 ocupantes murieron. 
  

La acusación, en una investigación aún en curso de instrucción, no impedirá que Lepore y Paladino puedan regresar este mismo viernes a Estados Unidos, informó el defensor de los pilotos, Theo Dias.
  

La tipificación del delito es en forma «culposa» (sin intención de provocar el accidente), y la pena que le corresponde es de dos a cinco años de prisión, precisó el abogado.
  

Tras declarar por siete horas ante los comisarios federales Ramón Almeida Silva, Cuiabá (capital de Mato Grosso, centro oeste, donde ocurrió el accidente) y Rubens Maleiner, de Brasilia, ambos pilotos se dirigieron al aeropuerto internacional de Guarulhos donde tomarían un avión contratado para llevarlos a su país.
  

Durante el interrogatorio, Lepore y Paladino estuvieron acompañados por dos abogados, Theo y José Carlos Dias (es ministro de Justicia), y por asesores del Consulado de Estados Unidos en Sao Paulo.
  

José Carlos Dias dijo que «la acusación policial en Brasil no tiene mucho sentido, lo que tiene relevancia jurídica es el Ministerio Público (Fiscalía) y las decisiones de la Justicia. Esto no significa condena, porque el Ministerio Público analizará el caso y puede incluso archivar el caso».
  

De cualquier forma, los dos pilotos firmaron un «término de compromiso de comparecencia a todos los actos de investigación y futura acción penal».
  

Los pilotos estadounidenses estuvieron retenidos en un hotel de Rio de Janeiro por más de dos meses, después del accidente, y sus pasaportes quedaron en poder de la Policía Federal.
  

La justicia brasileña ordenó el martes último liberar en 72 horas (este viernes) los pasaportes de ambos pilotos, porque la restricción de su movilidad «carece de base legal» y porque existe un acuerdo de cooperación penal entre Brasil y Estados Unidos, al cual puede recurrirse si fuera necesario.
  

El accidente se produjo al norte del estado de Mato Grosso cuando un 737 de la aerolínea Gol volaba de Manaos (norte) a Brasilia. El Legacy logró hacer un aterrizaje de emergencia, con sus siete ocupantes sanos y salvos, en tanto el Boeing cayó en la selva amazónica.
  

La tragedia puso en primer plano las carencias del sistema de control aéreo en Brasil y las condiciones de trabajo de los controladores, que están sometidos a disciplina militar.
  

Los controladores se negaron desde entonces a vigilar más de 14 aeronaves simultáneamente, como lo establecen las normas aceptadas internacionalmente, lo cual creó un congestionamiento en las principales terminales áreas del país.
  

La crisis aérea tuvo impactos económicos y humanos, con aglomeraciones de pasajeros, pérdidas de valor de mercado de las compañías, suspensión de transplantes (por retraso de los pacientes o de los órganos) y múltiples protestas.
  

Una nueva situación de confusión se produjo el lunes pasado, sin que hasta este viernes se haya restablecido una normalidad total, debido a un error humano que demoró en resolverse por escasez de técnicos, dijeron las autoridades.
  

Algunos testimonios apuntan además a la existencia de «zonas ciegas» (fuera de alcance de las torres de control), cosa que las autoridades aeronáuticas niegan.