En las dos primeras semanas de este mes, solo en los tres hospitales traumatológicos del país, dos de la capital y uno en La Vega, se han reportado 1,659 lesionados en accidentes de tránsito, de estos, 12 han fallecido y 40 permanecen graves en las unidades de cuidados intensivos, siendo el consumo de alcohol uno de los factores más influyentes en esta lamentable situación.
Esta cifra, como se consigna en un reportaje del colega Listín Diario, no incluye las estadísticas de los demás centros hospitalarios del país ni las clínicas privadas, por lo que la cantidad de muertos y heridos, algunos con lesiones permanentes, podría ser el doble de lo reseñado, gracias al levantamiento de las restricciones de horarios a los centros de expendio y consumo de bebidas alcohólicas.
De nada valió el clamor de la sociedad, a través de instituciones públicas y privadas, periódicos, grupos sociales, iglesias y profesionales de la conducta humana para que el gobierno mantuviera vigente, en el periodo navideño, la disposición que limita la venta y consumo de alcohol a horarios específicos.
Al parecer, los intereses económicos de las firmas licoreras y la insaciable voracidad fiscal del gobierno, unidos a la vocación populista de quienes nos gobiernan, pudieron más, que su deber de contribuir a la paz y a la integridad física de los dominicanos.
Lo irónico del caso es que a medida que se acercan la Noche Buena y el Año Nuevo, se incrementarán las muertes por accidentes de tránsito, las riñas y los crímenes pasionales bajo los efectos del alcohol, mientras congresistas, políticos y funcionarios, dirigen mensajes de paz y felicidad al pueblo en estas luctuosas navidades.