Acciones hacia el futuro

Acciones hacia el futuro

POR LUIS MANUEL PIANTINI
Desde el pasado 16 de agosto, el Partido de la Liberación  Dominicana (PLD), tiene en sus manos la gran oportunidad de fomentar el ambiente jurídico e institucional que permitan a la República Dominicana dar el salto hacia la modernidad con un  futuro promisorio liberado del pesimismo, de la podredumbre de la corrupción, de la pobreza del espíritu y de la carne y que nos inserte definitivamente dentro de aquellas sociedades que unidas han definido un proyecto de nación dirigiéndose a grandes pasos a su desarrollo económico y social.

En el Poder Legislativo, dicho partido y sus aliados disponen de un número de legisladores que les permitirá, que en las próximas semanas el país pueda ver aprobadas las leyes remitidas por el Poder Ejecutivo para transparentar el manejo del gasto público y que el anterior cuerpo legislativo las mantenía dormidas, porque dormido se encontraba, o porque estas no creaban conflictos que le permitiera pescar en ríos revueltos.

Desde la última década los gobernantes del país han definido claramente la trayectoria de la nación en el área política y económica. Estos gobernantes se han comprometido con aquellas formas de vida que en el devenir de las naciones han demostrado ser las más adaptadas a la naturaleza del género humano para impulsar su desarrollo; la libertad política y la economía de mercado.

La libertad política exige el fortalecimiento de la democracia, y esta de los instrumentos que la hacen ser efectiva como son los partidos políticos, y por lo que hemos visto en los últimos años por el proceder de estos con contadas excepciones, se requiere la renovación de un liderazgo que los ha llevado a perder la confianza de la población tal y como lo muestra la encuesta Gallup del periódico Hoy en su edición del pasado 17 donde los partidos políticos aparecen en el último lugar de las 12 instituciones escogidas por los dominicanos en grado de confianza con tan solo el 8.8%. Y esto, amigos lectores, es muy peligroso, pues dichos resultados están vaticinando el fracaso del actual sistema por la insatisfacción de los gobernados de continuar siendo dirigidos por una clase política que se ha desacreditado con su vergonzoso proceder.

En cuanto a la economía de mercado, la apertura de la economía obliga a su aplicación en todas sus libertades: de empresa, de precios, de tasa de interés y de tasa de cambio, de flujos de bienes y de capitales etc. Ya no se puede inventar pensando en la aplicación de medidas que creen ruidos y espanten la inversión pues solo, y es bueno recalcar en esto, solo la empresa privada es capaz de aumentar las riquezas produciendo bienes y servicios de manera eficiente y competitiva, y creando fuentes de trabajo dignos y permanentes que reduzcan la pobreza y la inequidad en un país donde el desempleado no tiene protección de ninguna especie. En la encuesta Gallup del Hoy, los dominicanos perciben la escasez de trabajos como el 4to. problema principal del país después de la delincuencia, los apagones y la inflación. 

En este sentido, la Reforma Fiscal que se avecina tiene que estar dirigida al logro de este propósito o sea, al fomento empresarial para la creación de empleos productivos, así como al manejo transparente del gasto mejorando la calidad de su uso.

En un reciente trabajo presentado por Federico Martínez durante el panel económico del aniversario del periódico Hoy, se incluyen algunos cuadros del comportamiento de la estructura fiscal dominicana en comparación con el resto de países de la América Latina y del Caribe.

Para solo tomar las informaciones correspondientes a los países que conforman el DR-CAFTA y que son aquellos con los que tenemos que competir en las áreas de atracción de empresas extranjeras y la búsqueda de mercados de bienes en los Estados Unidos, la República Dominicana es el 2do. país, luego de Nicaragua, con la mayor carga fiscal 16.6%, y este año podría llegar al 18%. Además tiene la mayor carga tributaria directa junto con Nicaragua, 4.5 puntos porcentuales del PIB.

Si usted a este porcentaje le añade los gastos que representan el pago de la factura eléctrica más costosa del Hemisferio Occidental, el no uso por parte de su familia de la  enseñanza ni salud públicas por su pésima calidad, el pago de guardianes privados, la construcción de pozos de agua y sépticos por la escasez del liquido y la carencia de un sistema sanitario, la botadura propia de la basura, la compra de planta eléctrica propia, la carencia de un eficiente transporte público que obliga a tener casi un vehículo por cabeza adulta etc,etc,etc, su carga fiscal estoy seguro que por lo menos se le duplicará.

En cuanto a las empresas estas tienen que trabajar con elevados costos financieros, energéticos, impositivos, de transacción y numerosos papeles burocráticos. O sea que el ambiente dominicano no es atractivo para vivir decentemente después de una ardua jornada de trabajo, ni para la atracción de inversiones extranjeras y esto lo podemos apreciar en el reducido incremento de su monto anual en los últimos 10 años.

La próxima reforma fiscal tiene que tomar en consideración estas realidades, incluidas la pérdida del subsidio impositivo de las empresas de zonas francas a partir del año 2009 como lo demanda la Organización Mundial de Comercio, y el hecho de que para poder crecer tenemos que aumentar anualmente nuestras exportaciones e importaciones.

Por todo esto y dada la agresiva competencia a nivel internacional hemos abogado porque la República Dominicana se convierta en un régimen completo de zona franca dado el éxito mostrado por este sistema en la atracción de inversiones, en la expansión de las exportaciones y en la creación de empleos, y que se reduzcan el número de las leyes impositivas a la aplicación de una tasa del 15% tanto a los ingresos personales incluyendo los intereses  como al ITBIS sin excepción, manteniendo tasas selectivas para los vicios y artículos de lujos así como a las propiedades inmobiliarias y transferencias de activos .

Los nuevos legisladores tienen el desafío y la brillante oportunidad de retornar la decencia a ese poder del estado y de fomentar una  reforma que revolucione los mercados laborales, de bienes, de servicios y de inversiones, aumentando la creación de empleos, la comercialización de bienes y de servicios y los ingresos fiscales para crear en la República Dominicana una sociedad decente, optimista, con  amplias oportunidades y futuro.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas