Acciones haitianas con cocorícamo

Acciones haitianas con cocorícamo

Nadie se explica en su sano juicio  cómo una diplomacia tan avezada y astuta como la haitiana, a escasas horas de que el presidente Medina abandonara el territorio occidental, lanzara la drástica prohibición de que los pollos, salamis y huevos dominicanos no ingresaran a ese territorio, poniendo como excusa la difusión de fiebre aviar.

 Ante la reacción que se produjo en nuestro país, con aire de perdona vidas, el gobierno haitiano  accedió a que el salami ingresara a  Haití,  no así los huevos y los pollos, alegando que no era por la fiebre aviar, sino que esta vez debían  proteger su incipiente mercado productor, que apenas no cubre ni el  5% de la demanda  de sus habitantes.

 Así las cosas, por más golpes de pecho que se den ambas diplomacias, de lo normal que son las relaciones bilaterales, algo huele mal, no en Dinamarca como dice el refrán, sino en Puerto Príncipe, en donde hay un encono muy visible de que es necesario poner al país de rodillas, bombardeándolo con toda clase de mentiras y acusaciones de racismo, y más contando con las simpatías de sus amigos de Francia, Canadá y Estados Unidos, aparte de la presencia de las fuerzas de la Minustah que le asegura estabilidad y orden.

 El gobierno dominicano, con su lenta diplomacia, debe abocarse a analizar cuáles son los planes  de la hábil diplomacia haitiana  en un futuro cercano, que aparte del evidente esfuerzo de que los dominicanos cedan sus derechos del control fronterizo, es buscar más concesiones para el registro de sus nacionales  que nacen aquí o cruzan cotidianamente la frontera sin ningún papel de identificación, tratando que los dominicanos se encarguen de darles nombres reales.

 Ya el gobierno dominicano le ofreció las facilidades de instalaciones oficiales para que las autoridades haitianas vengan a nuestro territorio para la labor de  cedulación, lo que tomaría un largo tiempo, si es que los haitianos creen y confían en ese proceso, y no que presuman sería  una forma de ubicarlos y deportarlos  con más rapidez.

 Por primera vez, desde que los dominicanos en la década del 90 siglo pasado enviaban combustibles  y alimentos a Haití, cuando estaba sometido  al bloqueo americano en contra de los militares que usurpaban el poder y se buscaba un gobierno civil que finalmente cayó en manos de Prèval, estamos viviendo una nueva etapa. Esta  vez, la batuta la lleva  el gobierno haitiano, que con la excusa que deben proteger su producción nacional de huevos y pollos, y ya no tienen que importarlos, y  sin llegar a un sistema escalonado de cuotas a medida que aumente su producción, sino que  draconianamente de golpe y porrazo cerraron el ingreso de pollos y huevos. Esto  generó una desesperación y una protesta justa de todos los sectores  dominicanos, que por todos los medios, buscan  una retaliación agresiva y no simplemente una nota diplomática de cordura, o un comunicado de prensa de perdón por vender pollos y huevos a un mercado tan abastecido como el haitiano.

Una nueva estrategia, con mucho cocorícamo o mala fe de los vecinos occidentales, está en desarrollo, y su detalle  más importante  es colocar al país a la defensiva para que cometamos errores que se consideren como agresiones de un vecino racista e imperialista, que a nivel internacional nos consideren como unos abusadores, al agredir a una nación fallida, que ni ejército tiene.

De ahí que, en el fondo, quieren otro tipo de ayuda que les llegue desde nuestro país, permitiéndoles a  sus ciudadanos el uso indiscriminado de los centros de salud del país  para sus necesidades, en especial  de las parturientas en la zona fronteriza y en Santiago. También, a los ideólogos haitianos se les presenta la oportunidad para que reorganicen sus fuerzas armadas para que se puedan defender de las agresiones de los gobiernos dominicanos, que mantienen unas excesivas y poderosas fuerzas armadas que superan con creces las necesidades que pudiera  tener un país como el nuestro.

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