Acciones no logran frenar ola de violencia contra las mujeres

Acciones no logran frenar ola de violencia contra las mujeres

Ni las jornadas de prevención ni la diversidad de organizaciones trabajando el tema ni el impacto de la atrocidad de los hechos han logrado detener la sangrienta tasa de feminicidios que, por años, ha enlutecido familias y dejado miles de niños sin hogar en la República Dominicana.
A juicio de la especialista en el tema, Sergia Galván, el problema radica en que se trata el tema de la violencia hacia las mujeres solo en fechas puntuales del año o cuando hay picos en la ocurrencia de casos, pero no existe una política de Estado definida y dirigida a enfrentar la situación.
“Tenemos, por ejemplo, una epidemia de dengue y se mueven todas las aristas del Estado para dar respuesta. Se convoca a un consejo de ministros…, ¿se ha convocado alguna vez para dar respuesta a la gran tragedia que significan los feminicidios?”, se preguntó.
Señaló que el principal órgano para el tema es el ‘Ministerio de la Mujer’ y es el que tiene el presupuesto más bajo que, según afirma, nunca pasa de 00,8%.
Explicó que, entre muchas otras cosas, eso conduce a realidades como las que enfrentan las pocas ‘Casas de Acogida’ que existen en el país, que para subsistir dependen de la ‘caridad’ internacional.
Otro aspecto que destacó Galván es la dispersión que existe en las instituciones del Estado responsables de enfrentar el problema que hacen pequeñas cosas, pero no coordinadas. “Aquí existe incluso un mecanismo de coordinación que se llama el Conapluvi y ese mecanismo no se reúne, no actúa, no trabaja; entonces son acciones dispersas y eso influye en que no tenga el efecto necesario”, indicó.
Asimismo Galván observó que la mayoría de las acciones están concentradas en las grandes ciudades, como Santo Domingo y Santiago, dejando de lado una gran cantidad de provincias y municipios donde realmente no hay acciones.
Denuncias. Un aspecto delicado del tema, señalado por Galván, es el relativo a las deficiencias de todo el sistema de atención. Dijo que la situación se evidencia cuando una mujer pone la denuncia porque se le entrega una orden de protección, pero ese papel en sí mismo no siempre evita que el feminicida cometa el crimen cuando así lo decida.
“Ponen una medida de protección pero ¿quién la va a cumplir?, ¿Existe una medida para evitar que ese señor no se acerque a la mujer? No, entonces hay que mejorar también la atención”, dijo.
Afirmó que cuando una mujer en el país pone una denuncia de violencia inmediatamente se incrementa su nivel de riesgo y de vulnerabilidad, porque el Estado no le está dando una protección adecuada.
Atacar en la raíz. Respecto al tema, la activista social y coordinadora general del Centro de Estudios de Género del Intec, Lourdes Contreras, expresó que las acciones se pueden desarrollar o se desarrollan en el país para evitar el feminicidio y la violencia en general contra las mujeres no pueden dar suficientes resultados que favorezcan la solución del problema, si no se va a la raíz.
Dijo que las causas están en las relaciones de poder que mantiene la jerarquía hombre-mujer en el hogar, la familia, el empleo y en todos los ámbitos.
“Tiene que haber una gran política de Estado que vaya en dirección a superar esto y eso está en el sistema educativo, de salud, justicia… Pero tenemos un Presidente que piensa que las mujeres estamos buscando maridos para salir de la pobreza entonces así no se construye esa política”, expresó Contreras.
Sobre los movimientos que se crean alrededor del tema dijo que sirven para develar la realidad del problema y contribuyen a mejorar porque pone en evidencia la dimensión del problema y las características.
El cambio no será tan pronto. El psicólogo Luis Vergés, director del Centro Intervención Conductual Para Hombres, dijo que el tema de la violencia contra la mujer tiene su origen en siglos de una cultura machista y precisamente eso impide que sea un tema que cambie de la noche a la mañana.
Explicó que en el cerebro del agresor hay ideas distorsionadas, equivocadas y erróneas de que son superiores, que tienen un merecimiento que no tienen las mujeres y de que las mujeres le deben a ellos cosas que son ellos que se lo pueden dar como la libertad y la autoridad. “Esos errores que se fueron aprendiendo de generación en generación”, subrayó.
Dijo que otro aspecto que se observa es un déficit para controlar los impulsos, las reacciones, cuando sienten que son afectados en sus intereses de creerse dueños y poseedores de la mujer y a esto añade factores como el aprendizaje, las drogas y los problemas mentales.
Sobre la frecuencia de jóvenes incurriendo en feminicidios, Vergés dijo que la realidad es que el mundo ha avanzado en cosas materiales, como construcciones y tecnología, pero no en inteligencia emocional y eso se ve incluso en los discursos de los grandes líderes.
“No ves un discurso que promueva la sensibilidad, la solidaridad con el otro, la empatía… hasta que no se mida el desarrollo en términos de variables de las mencionadas, va a seguir la violencia”, concluyó.

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