Aceite de oliva, más razones para amarlo

Aceite de oliva, más razones para amarlo

Los estudios epidemiológicos muestran que la dieta mediterránea, como la que se sigue en España, Grecia e Italia, disminuye el riesgo cardiovascular, mejorando el perfil de grasas y sustancias anticoagulantes en la sangre, así como la presión arterial y el metabolismo de la glucosa o azúcar sanguíneo.

Además, este tipo de alimentación modula positivamente el proceso de oxidación que deteriora las células, la función del endotelio o tejido que recubre las cavidades orgánicas y el interior de los vasos sanguíneos y el corazón, así como la inflamación, implicada en infinidad de problemas de la salud.

En buen castellano esto significa menos riesgo de padecer arteriosclerosis, Parkinson, Alzheimer, demencia vascular, deterioro cognitivo, diabetes y cáncer, a lo largo de la vida.

Estos beneficios y cualidades protectoras se atribuyen sobre todo al aceite oliva virgen, ingrediente fundamental de la saludable dieta mediterránea. El efecto protector del aceite de oliva virgen incluso podría ser más importante en las primeras décadas de vida, lo que aconseja que su consumo se inicie antes de la pubertad y se mantenga a lo largo de la vida.

Estas son algunas de las conclusiones del primer Congreso Internacional Sobre Aceite de Oliva y Salud (CIAS 2004), celebrado en Jaén, donde se han reunido más de 300 expertos de todo el mundo para pasar revista a las últimas investigaciones y evidencias científicas sobre los efectos saludables y protectores del denominado “oro verde”, el zumo natural de la aceituna.

CONSUMO Y SALUD

Los expertos reunidos en Jaén coinciden en que los estudios más recientes apoyan de modo consistente que la dieta mediterránea, basada en el consumo de aceite de oliva virgen, se acompaña de un envejecimiento saludable y aumenta la longevidad, pero se requieren más investigaciones para conocer los mecanismos que producen dichos efectos y la contribución de los distintos componentes del aceite de oliva virgen en sus beneficios. 

 “Aunque hace falta conocer los resultados de una serie de estudios en marcha, en los últimos años han ido aumentando los indicios y pruebas de que la presencia de este alimento en la dieta ayuda a prevenir la aparición y desarrollo de distintas dolencias asociadas con el deterioro y envejecimiento de las células”, coinciden todos los expertos consultados por EFE-Reportajes.

Para el doctor Francisco Pérez Jiménez, presidente del comité científico del encuentro, “sólo se conoce el 10 por ciento de los efectos de este pilar de la dieta mediterránea, cuyas virtudes proceden no sólo de su grasa, el ácido oleico, sino de otros componentes minoritarios, como los fenoles, que son antioxidantes y están ausentes en otros óleos, todos los cuales tienen efectos que se potencian entre sí, al trabajar en equipo”.

UN TESORO LLAMADO ÁCIDO OLEICO PROTEGER LA SALUD

Según el doctor José Mataix Verdú, que abrió las sesiones del primer Congreso Internacional Sobre Aceite de Oliva y Salud (CIAS 2004), celebrado en Jaén, “el ácido graso más abundante en el organismo es el oleico, el componente mayoritario del aceite de oliva, lo cual hace pensar que debe ser beneficioso: es como si la Naturaleza estuviera a favor de la presencia de este compuesto, que mejora la fluidez y la permeabilidad de las membranas celulares, evitando que las altere la oxidación”.

“Además de la evidencia antropológica, que indica la presencia del ácido oleico en toda la historia biológica humana, se van descubriendo los mecanismos de lo que para muchos médicos e investigadores es una certeza demostrada por la experiencia: los efectos saludables del zumo de la oliva”, explica el experto del Instituto de nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Granada.

Para el doctor José Mataix Verdú, “envejecemos porque nos oxidamos, y a través del aceite de oliva y sus componentes antioxidantes como el ácido oleico, los fenoles y el tocoferol, podemos manipular de forma positiva los ácidos grasos, los cuales son unos elementos muy oxidativos de la membrana celular”.

“A la luz de los conocimientos actuales, se puede recomendar a las personas comprendidas entre la infancia y la adultez, sanas o con problemas de salud, excepto la obesidad, un consumo de 15 a 30 gramos diarios de aceite de oliva virgen, el cual debe ser tomado en lugar de otras grasas, no añadido”, señala.

Este consumo, que equivale a dos o tres cucharadas soperas de aceite al día y a un consumo de un litro de aceite por mes y familia, debe complementarse con el ácido oleico proveniente de otras fuentes alimenticias y puede aplicarse en distintas formas: como aliño de ensaladas, en rebozados o frituras, en este último caso sin utilizarlo muchas veces porque se deteriora.

Además, el aceite de oliva debe tomarse en el marco de una dieta variada, completa y equilibrada, uno de cuyos modelos es la mediterránea, rica en alimentos que ayudan a proteger la salud, y en el marco de un estilo de vida saludable que incluya el ejercicio físico regular, y la ausencia del hábito de fumar.

La dieta mediterránea, según explicó en el congreso de Jaén la investigadora griega Antonia Trichopoulou, profesora de nutrición y medicina preventiva de la Universidad de Atenas, “se define por nueve componentes: aceite de oliva, frutas, legumbres, cereales y verduras en proporción elevada; un aporte moderado de vino y de lácteos; un contenido entre moderado y alto de pescados, y un moderado aporte de carne”.

La dieta contra el cáncer

Según el oncólogo Ramón Colomer Bosch, “el 80% de los cánceres se deben a motivos no genéticos y a hábitos de salud como la dieta, cuyo papel preventivo en la evolución de la enfermedad puede ser tanto o más importante que los propios fármacos antioncológicos, como el tamoxifeno, en el caso de los tumores mamarios”.

“Aunque hace poco que se investiga, el nexo aceite de oliva-cáncer, es consistente: se sabe, por ejemplo, que entre las poblaciones que consumen este alimento, aparecen menos tumores gastrointestinales, de mama o próstata, o que las mujeres curadas o tratadas de cáncer de mama y que siguen una dieta con aceite de oliva, evolucionan mejor”, señala el especialista del Instituto Catalán de Oncología, de la Universidad de Gerona.

Según Colomer, “se ha comprobado que en las mujeres enfermas con cáncer de mama, que incluyen aceite de oliva en su dieta se reduce a la mitad la expresión de un oncogén clave, mientras que si toman otro tipo de aceite se eleva. Ello ha estimulado nuevos estudios que comenzarán a dar resultados en 2006”.

“Se van a emprender iniciativas para establecer el grado de estrés oxidativo que produce el cáncer y los distintos tratamientos antioncológicos, para después ver los posibles efectos contrarrestantes que ejerce una alimentación con aceite de oliva y cuál es la dosis ideal”, ha señalado Colomer.

¿FÁRMACOS DE ZUMO DE ACEITE?

Ello abre la posibilidad, a largo plazo, de utilizar esos compuestos para acompañar los tratamientos antioncológicos, para disminuir la toxicidad de algunos fármacos o para desarrollar medicamentos basados en este alimento líquido.

Para el doctor Pedro Sánchez Rovira, del Servicio de Oncología del Complejo Hospitalario Ciudad de Jaén, “los estudios demuestran que el diagnóstico precoz reduce un 3 por ciento el riesgo de mortalidad en cánceres como el de mama, mientras que la aplicación del mejor tratamiento disponible reduce la mortalidad de un 10 a un 20 por ciento, según el tipo de tumores”.

Hay indicios de que una alimentación con aceite de oliva puede reducir un 8-10 por ciento, y hasta un 15 por ciento en el caso del cáncer de colon, el riesgo de morir a consecuencia de un cáncer.

Para Rovira, “ello no significa que el aceite de oliva cure el cáncer, ya que los alimentos no son fármacos y su acción es siempre preventiva, sino que si se adopta el hábito de incluirlo en la dieta ahora, incluso mejor desde la juventud, se reduce el peligro de padecer un proceso canceroso en el futuro”.

Además, los estudios epidemiológicos muestran que una dieta mediterránea, rica en aceite de oliva virgen, reduce el riesgo cardiovascular. El estudio Predimed, que se efectúa en España con 12.000 personas y dará resultados en tres años, intenta corroborarlo.

“Es el único en el mundo diseñado para saber si el aceite de oliva puede contribuir a la prevención cardiovascular”, señala el doctor José María Ordovás, del Departamento de Nutrición Humana de la Universidad de Tufts, en Boston, EE UU, quien afirma que “añadir aceite de oliva virgen a la dieta puede contribuir a la reducción del riesgo coronario”.

NATURAL E INALTERABLE

Según este experto de la Unidad de Lípidos y Arteriosclerosis del Hospital Reina Sofía, de Córdoba, “el consumo habitual de aceite de oliva virgen, porque los refinados han perdido buena parte de sus componentes saludables y protectores, aumenta el contenido de ácido oleico en la membrana de las mitocondrias, lo cual mejora la fluidez y permeabilidad, y reduce el riesgo de oxidación de esta estructura encargada de la respiración celular”.

El oliva virgen difiere de otros aceites comestibles de semillas con una similar composición grasa, como los de soja, canola o girasol, los cuales deben refinarse antes de ser consumidos y ven alterada su composición original durante el proceso.

Este zumo natural se mantiene inalterado y además de sus ácidos grasos monoinsaturados, contiene cientos de micronutrientes, especialmente antioxidantes, como los fenoles, vitamina E y carotenos. También posee cualidades antitrombóticas, es decir que ayuda a evitar la formación de coágulos en la sangre. EFE-REPORTAJES

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