Madrid. Un hombre y cuatro mujeres han aceptado hoy en la Audiencia Nacional una condena de cinco años y seis meses de prisión el primero y cuatro años las demás al confesar que captaron a chicas jóvenes para enviarlas a Siria como esclavas sexuales de combatientes del Estado Islámico.
Así lo han manifestado en la vista celebrada tras el acuerdo de conformidad al que han llegado los abogados defensores con la fiscal que en sus conclusiones provisionales pedía ocho años de cárcel para el primero y siete para las mujeres, todos ellos detenidos en 2014.
Además de las penas de prisión han aceptado libertad vigilada durante diez años el principal acusado, Yawad Mohamed Mohamed, y durante cinco las mujeres.
«El hombre está un grado por encima de la mujer, y así lo ha querido Allah», proclamaba el considerado cabecilla del grupo, Yawad Mohamed, en una conversación con una de las acusadas, Fauzia Allal Mohamed, según relata el escrito de acusación del fiscal y que se plasmará en sentencia al haber confesado los hechos los acusados.
Fauzia fue interceptada por la Policía en agosto de 2014 en el puesto fronterizo de Beni Enzar (Melilla) junto a una menor que figuraba como testigo protegido en esta causa.
Trataban de cruzar la frontera a Marruecos para encontrarse con miembros de una red de captación y envío de combatientes instalada en ese país, donde dos de sus integrantes fueron detenidos y condenados por integración en Dáesh .
«El fin ulterior de ambas sería desplazarse hasta Irak e integrarse en las filas de la organización terrorista Estado Islámico», siempre según la Fiscalía.
Las dos fueron de las primeras mujeres arrestadas en España por su disposición a unirse al Estado Islámico, descubriéndose la existencia de este tipo de redes de captación que llevaron a chicas jóvenes, incluso menores, a embarcarse en el viaje a Siria.
Ese fue el caso de Dunia, víctima de esta red, que fue detenida con 17 años y, tras permanecer cerca de un año en un centro de menores, llegó en su día a un acuerdo con la Fiscalía y fue condenada a dos años de libertad vigilada tras mostrar su arrepentimiento y asegurar que se sentía en deuda con la sociedad.
El grupo se distribuía entre Ceuta, Melilla y Barcelona, teniendo como rasgo común su proceso de radicalización a través de las redes sociales, y su actividad de captación.
El líder del grupo se relacionaba con casi todos los integrantes de la red, no solo con Fauzia, sino también con otras dos acusadas, Wuafila Mohan y Francis Carolina Peña Orellana, de origen chileno, así como con Dunia.
Otra de las acusadas, Chimaa Bokhress, que tras un proceso de adoctrinamiento inició los preparativos para viajar a territorio del Estado Islámico -llegó hasta Turquía pero finalmente no consiguió cruzar la frontera-, distribuía también propaganda yihadista para reclutar a otras mujeres, según la Fiscalía.
La quinta acusada, Francis Carolina Peña, era administradora del grupo de Whatsapp «Abrázate al Islam», se encargaba de difundir propaganda yihadista y de captar mujeres «en contacto con los vínculos del Estado Islámico que se encontraban en Siria».