Aceras citadinas con formas curiosas

Aceras citadinas con formas curiosas

POR SEGUNDO ANTONIO VÁSQUEZ
En la Arzobispo Meriño, entre la Arzobispo Portes y la José Gabriel García, donde estaba el otrora Colegio Gorjón, se aprecia una acera de menos de un metro de ancho cuyo suelo está a un cuarto de metro por debajo del nivel de la superficie de la calle. Ésta se encuentra enladrillada y tiene un contén de medio metro de alto, la cual al llegar a la mitad se abre doblando hacia afuera para dejar un espacio con barandas laterales de tubos curvos de metal, el cual sirve de entrada al local.

Otra curiosidad es que en cada lado de su portón se encuentra un banco arrimado al muro, cuya base compacta es de piedra tallada con poca altura y la superficie del asiento está enladrillada.

En cambio, el suelo de la acera, al llegar a la esquina Arzobispo Portes se abre más ancha y forma un vértice arqueado con una escalinata curvada de dos peldaños.

También, en la calle Santiago Rodríguez, a partir del inicio de la acera izquierda, se aprecia la única acera del área colonial construida con parte de un peñasco encima de ella, el cual es el sobresaliente de una larga roca que está en el lateral correspondiente a la casa situada en la esquina 19 de Marzo.

Es una calzada con partes estrechas y otras donde sólo hay espacios con concavidades de la peña que lateralmente llegan hasta donde le interrumpen una mata y un palo de luz para detenerse con la altura de otra acera contigua de un metro de alto, correspondiente a la casa número 2, la cual tiene una escalinata de tres altos peldaños.

Igualmente, en la misma calle casi esquina José Reyes se aprecia una acera que a partir de la mitad tiene otra montada arriba de menos ancho, en la cual se aprecia una escalinata de seis peldaños cuya superficie es el techo de tres huecos que separados por cortas paredes son el respiradero con ventanas correspondiente al primer nivel de la casa esquinera, al ésta tener casi la mitad del primer piso construido a un metro de altura por debajo del nivel de la calle José Reyes, conllevando a que por dicha acera encaramada sea por donde, de este lado, se suba a la entrada del segundo piso.

También ocurre, en esta última calle, que en la acera de ambos lados hay varias partes donde el contén entre unas y otras casas aparecen con alturas de medio metro y más, aparte de que la número 156-A lo tiene de metro y medio con una escalinata de seis peldaños.

Así, la acera de la calle Mercedes, a partir de la desembocadura de la Sánchez, es singular debido a que ésta tiene un vértice que abriéndose en forma escalonada de cinco peldaños llega hasta la cuesta de la calle Santomé, formando un extenso acutángulo.

Asimismo, en la calle Santomé, al llegar al final de la cuesta correspondiente a la otrora iglesia de San Lázaro, la acera cambia totalmente al tener una amplitud de dos metros de ancho comparado con las otras del contorno.

Pero su característica es que en ese frente se eleva por tramos con escalinatas, cuya superficie es la misma cantidad de metros de ancho, donde se observan varios peldaños cortos y cada una de trecho en trecho siguen muy extensas, cuyas bases son enladrilladas y están cubiertas de varias baldosas de piedras talladas desiguales.

Asímismo, en la calle Caracas, después del cruce de la Juana Saltitopa, en un corto tramo de ambos lados, las aceras de las casas que están por debajo del nivel de la calle son más estrechas, pero pasando la casa número 46, éstas forman un puente y al mismo tiempo sirve de techo de una vivienda subterránea con una escalinata interior de 16 peldaños y hasta la número 42 hay otras internas cuyo suelo tiene medio metro de ancho.

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