Acerca de democracia, libertad y disciplina

Acerca de democracia, libertad y disciplina

Vivimos realmente en democracia? ¿Entendemos el concepto? Mucho me temo que no. Y es que mientras el mundo sigue apegado a la violencia, al desencanto, la democracia es –y exige– disciplina.

Juan Jacobo Rousseau, quien absorbió del ambiente francés de la segunda mitad del siglo dieciocho los gérmenes que dieron forma y forjaron los conceptos (dolorosamente fallidos) de libertad, igualdad y fraternidad, dio fuerza a ideas que desembocaron en la Revolución Francesa, que fue un gran paso al intentar traspasar los puntos extremos, porque la libertad, la igualdad y la confraternidad siguen siendo aún… esperanzas… para algún día.

¿Libertad, igualdad… fraternidad?

Lo cierto es que concluyó con grandes regímenes de fuerza y terror.

Estoy refiriéndome a un evento que repercutió en el mundo entero, y aún vive como una ilusión.

En cuanto a nuestro país, traigo el tema porque se nota un incremento de la violencia, de la agresividad cada vez más atrevida, más descarada, ahora sin ningún estandarte que pretenda justificación.

¿Qué nos pasa? Estuvimos a punto de quedarnos sin electricidad en el país con el amplio sabotaje a las torres de alta tensión eléctrica, por otra parte, parece que la Policía logró hacer “confesar”, usando la tortura, al joven que se entregó por haber sido señalado autor del fuego en un vagón del Metro (¿quién bajo tortura no es capaz de declarar que mató a Kennedy o a Gandhi?), y otro hecho más de la lista: un grupo organiza a pleno día la escapatoria de presos de Najayo con armas de alto poder…

Por eso quiero volver al tema de la ilusión: sigo esperanzado en el avance de nuestro país, “ilusionado” con la idea de libertad. Pero a estas alturas de la vida sé que la libertad bien entendida requiere disciplina, orden, para que no se convierta en libertinaje. Y eso es solo hablando de la primera de las máximas mencionadas por Rousseau. Lo cierto es que todo requiere disciplina.

Es tiempo de dejar lo peor de las dictaduras, empezando por la forma clásica de investigación de la Policía, a base de torturas. Nos quejamos de la violencia que entronizamos. Nos volvemos peor que lo que atacamos…

Y quiero advertir, con mi voz periodística, y alta preocupación:

La “democracia” y la libertad civil, mal entendidas y peor aplicadas, son extremadamente peligrosas.

Enderecemos el camino. Trabajemos para lograr la disciplina, que no es sinónimo de dictadura.

Sino garantía de bien común.

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