Acerca de tiempo, oportunidad y «gaveta»

Acerca de tiempo, oportunidad y «gaveta»

JACINTO GIMBERNARD PELLERANO
No hay espacio para dudas. Nuestro país está mal. Cuando no cojea, es porque al no poder caminar precariamente, se arrastra por el suelo como una lombriz. De repente las noticias indiscutibles que nos traen los titulares de los periódicos resultan un prontuario de fechorías: La Fiscalía investiga el destino de dos mil millones de pesos sustraídos de Instituciones y Secretarías de Estado. Vehículos rescatados por la Policía Nacional son usados por oficiales.

El ex-Procurador General de la República libera a su primo-hermano encarcelado por asesinato. Revelan mafia en licencias de armas. En sus últimos días el pasado gobierno vende terrenos a precios irrisorios…

La lista es larga y escalofriante.

Pero no es prudente enfrentar todos los males de golpe, porque detrás de cada fechoría está agazapado un poder acostumbrado a los manejos sucios que generan ganancias aceptadas como limpias por una permisividad nacional que ha ido ascendiendo como un balón cargado de gas helio.

Ciertamente, la indignación nacional, que ya ha clavado un alfiler en el balón, anhela acciones rápidas y contundentes. Por eso, la disposición del Presidente Fernández al poner en retiro más de un centenar de generales, constituyó un alivio que se ha opacado cuando incorpora 66 generales a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

Es que no se puede hacer lo que se debe a un ritmo mayor del que resiste cada circunstancia. Se trata de la dimensión que a la circunstancia daba Ortega y Gasset y que Joaquín Balaguer sabía observar con fidelidad, a menudo irritante y a veces indignante. Ya lo dice el Eclesiastés bíblico: hay un tiempo para cada cosa. Me cuentan que en cierta ocasión en que el Presidente Mejía visitaba a Balaguer, en respuestas a la pregunta que le hizo Mejía en cuenta a lo que opinaba de su gobierno, el brillante político le dijo que tenía que usar la gaveta. (Usar la gaveta? -cuentan que preguntó Mejía. -Sí, usar la gaveta. Si le traen un expediente, una propuesta, lo que sea, usted lo lee y lo guarda en su gaveta, luego saca el documento de la gaveta y vuelve a leerlo…lo va a encontrar distinto. Lo mete de nuevo en la gaveta y, días después, vuelve a leerlo. Si entonces le parece bien, lo aprueba, de lo contrario, lo rechaza.

Aunque el Presidente Guzmán, con fortísimo apoyo y consejería yankee, destituyó de golpe a un grupo de generales tormentosos, no siempre tal acción es conveniente y positiva. Es necesario comprender y aceptar que tras todo gran delito está una persona de poder, y que va a hacer todo lo posible por defender la subsistencia de su lucrativa maquinaria personal.

Me temo que el nuevo jefe de la Policía, Mayor General Manuel de Jesús Pérez Sánchez, no está usando «la gaveta» de Balaguer, y procede con la urgencia que es realmente necesaria y que la población reclama.

Lamentablemente en el manejo de asuntos peliagudos, peligrosos y de larga vigencia histórica, es necesario moverse con cautela para lograr resultados positivos. Aunque critiquen los desesperados porque se implante un orden y una justicia de inmediatos resultados.

No se puede así.

Los italianos, tomando por el pescuezo un concepto de la sabiduría latina nos dicen: «Chi va piano va sano, é chi va sano va lontano» (Quien va callandito, en voz baja, a ritmo controlado, va saludable, y el que va saludable llega lejos).

Luego agregaron otros italianos un consejo que caló hondo: «Chi molte cose comincia, poche ne finisce» (Quien muchas cosas comienza, pocas termina):

Dando consejos que nadie me ha podido, lo cual suele ser grave error, me atrevo a proponer que se tome en cuenta «la gaveta» de Balaguer.

Su permanencia política, ya se ha visto tras su partida, no se debe a maquiavelismos ni astucias pedestres, se debe a conocimiento humano.

A saber callar y esperar.

Entonces actuar.

Con la filosa energía necesaria.

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