Acerca del tránsito masivo de vehículos

Acerca del tránsito masivo de vehículos

La realidad es que el tránsito vehicular en la ciudad de Santo Domingo se vuelve cada día más inmanejable. Las cifras más recientes indican que, para el 2013, en 12 avenidas principales se movilizaron diariamente un millón 52 mil 556 unidades.

Es necesario llamar la atención de esa situación. Y más aún, es preciso la delineación de políticas de planificación en materia de transporte que tengan en cuenta el crecimiento del flujo vehicular y al mismo tiempo se produzca un crecimiento o ampliación de las principales vías de comunicación y transporte.

Cada año, las instituciones bancarias fomentan las ferias de vehículos y compiten para ver quién ofrece mejores tasas y condiciones de pago. Y esas entidades se enorgullecen por los números de vehículos que son objeto de financiamiento. Cada vez son más las unidades de vehículos que entran a la masa vehicular del país.

En otras naciones, como Singapur, la tendencia es al revés: allí, en donde el espacio es pequeño, y no es posible dejar a lo libre el flujo vehicular, se establece un impuesto a los vehículos que entran al centro de la ciudad. Existen también tasas para vehículos, que es tres veces el precio de venta. Eso, para desincentivar la importación o el uso de vehículos.

En Japón se han construido elevados de hasta tres y cuatro niveles, a fin agilizar la circulación y flujo de vehículos. Y se ha masificado el uso de las bicicletas. Además de que el transporte masivo como el autobús o el Metro son muy eficientes.

Igual ocurre en Corea del Sur. Se inviertieron muchos millones de dólares en la habilitación de aéreas solo para bicicletas. Un día al mes hasta el presidente va al Palacio presidencial en bicicleta para disminuir el uso del vehículo, de combustible y mejorar el medio ambiente. Pero hay también en Seúl un fluido sistema de transporte público. Los autobuses tienen vías rápidas de transporte, y con el pase del autobús se puede abordar gratuitamente el Metro.

De Colombia, o mejor dicho, de Bogotá, es que más se puede aprender. Se logró una revolución del transporte público. Cuando estuve de diplomático allí, visité el sistema de transporte conocido como el transmilenio. Fui al centro de control. Y estuvieron dispuestos en exportar su experiencia al país. El desorden que existía en donde los sindicatos de choferes controlaban el tránsito desapareció. Ahora, son socios de las empresas del sistema público y contribuyen a una solución al tránsito. Las empresas privadas de taxis tampoco son un problema, sino una solución.

Se trata, pues, de emprender la planificación de las soluciones más viables en materia de transporte público, introduciendo políticas e innovaciones que ya existen en países extranjeros. Y hay que hacerlo pronto.

 

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