Un numeroso y entusiasta público asistió la noche de l miércoles al Teatro Nacional para escuchar el segundo concierto de la Temporada Sinfónica 2013, bajo la dirección de Caonex Peguero Camilo, quien debutó como director asociado de la Orquesta Sinfónica Nacional.
La espléndida noche musical da inicio con la obertura de la ópera Colas Breugnon del compositor ruso Dimitri Kobalevsky, basada en la novela homónima de Romain Rolland; esta pieza introductoria es un fiel retrato sonoro, del carácter alegre de Colas, personaje central de la ópera. El abundante uso de la percusión contribuye a expresar esa visión humorística de la vida.
Destaca el fino tacto de Caonex Peguero, en la conducción de esta obertura.
El concierto continúa con la suite de la ópera folclórica húngara Járy János, del compositor húngaro Zoltan Kodály, basada en la epopeya cómica El veterano de Janos Garay. Esta suite, en la que cada movimiento contrastante es un motivo hermoso en sí mismo, constituye toda una obra de arte. La Canción que inicia con un hermoso solo de viola, es un verdadero poema. La batalla introduce una enervante marcha, luego, el intermezzo produce un clímax en el que se decanta el estilo tradicional y la musicalidad propia de una danza húngara. El final es sobrecogedor, se escucha el tañir de campanas, significando el reloj de Viena, que marcan la entrada de la corte del emperador.
Caonex Peguero supo extraer de la orquesta el significado exacto de cada momento.
Con el esperado concierto para piano de Edward Grieg, interpretado por el pianista chino Peng-Peng Gong, cierra la noche. Un impetuoso redoble del timbal da inicio al allegro; un primer tema es expuesto por el clarinete, luego, lo recoge el solista.
En el segundo tema los cellos cantan, la habilidad del intérprete se pone a prueba, compartiendo pasajes entrañables con la flauta y la trompa. El adagio inicia con una melodía tierna, intimista, el piano transmite un estado de placidez. En el Allegro se oponen una rítmica danza popular y un segundo tema de gran lirismo presentado por la flauta.
El joven Peng-Peng, de 21 años, ofrece una muy particular interpretación de este bellísimo concierto de Grieg, asumiendo de manera contrastante los momentos líricos abordados con pasmosa lentitud, y los momentos virtuosísticos con impresionante rapidez, poniendo de manifiesto una técnica excepcional, que lo lleva finalmente a crear un pathos conmovedor.
El público, emocionado, se levanta de sus asientos y aplaude la osadía del joven ejecutante, el insistente clamor, lo lleva a dos encoré, en el que muestra su versatilidad de intérprete. Una primera pieza al estilo RapTime, con elementos armónicos que remiten a Prokofiev, provocan de nuevo el estallido del público, y luego con un operático enmarcado en armonías impresionistas que rememoran a Ravel y Debussy, concluye su presentación.
Ciertamente Peng-Peng Gong es poseedor de un talento excepcional, pero será el tiempo y sólo el tiempo, lo le dará la madurez suficiente para abordar a conciencia los diferentes estilos, mientras, nosotros hemos tenido la oportunidad de escuchar en sus inicios a un intérprete que hará historia.
Dadas las características interpretativas del solista, Caonex Peguero debió enfrentar un gran reto direccional, una prueba de la que salió airoso en su debut como director asociado de nuestra Orquesta Sinfónica Nacional