No podemos olvidar que lo que vivimos en el presente es resultado, muchas veces, de las ejecutorias y hechos del pasado reciente. Esta incontrovertida realidad tuve que planteársela a un hermano, fogoso comunicador, que brinca como una fiera cada vez que me refiero a los desaciertos políticos y corrupción de los pasados gobiernos del PLD de Leonel y Danilo.
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Lo que más molesta a mi crítico es que defienda las ejecutorias y lucha contra la corrupción del presidente Luis Abinader y me exhorta, hasta de manera altisonante, a dejar de defender al primer mandatario por lo que tuve que hacerle la aclaración, por si acaso, de que no he recibido ningún beneficio de los gobiernos del PRM y que la defensa que hago es motivada por mi firme creencia de que, con sus virtudes y defectos, Abinader es lo mejor que pudo pasarle a este país.
La campaña de descalificación de la oposición contra todas las ejecutorias del presente gobierno se entiende, aunque choquen con las ponderaciones positivas de diversas organizaciones mundiales, debidamente acreditadas, que alaban la gestión económica del gobierno actual a pesar de tener que desenvolverse en medio de la crisis económica mundial originada primero por el Covid, y luego por las insensatas guerras de Rusia-Ucrania y Palestina-Israel.